A propósito de las controversias y de cómo se construyen las problemáticas en los Estudios de la Economía, quisiera decir dos palabras – escritas muy rápidamente, mis disculpas por las elipsis – acerca de la innovación.
Que gigantesco error cometió la sociología interesándose tan tardíamente en la innovación. Resulta que hoy en día, según piensan las grandes autoridades de este mundo – y las menos grandes también –, el innovador es un tipo fuera de serie, un amante del riesgo, el James Bond del Gmat, capaz de comprender el futuro mejor que cualquier oráculo o profeta y de manejar el presente con los ojos cerrados. El innovador es el Nuevo Hombre, el modelo absoluto. Para que él exista, toda la sociedad debe preocuparse de crear las condiciones, es decir entregar los recursos, para que éste emerja y se reproduzca. ¿Qué condiciones son estas? Flexibilidad laboral, por supuesto; propiedad intelectual, evidentemente; subsidios de estado y ayudas fiscales, es lo menos. Así podrán innovar, crear riquezas y diseñarnos un mundo mejor.
El innovador, como figura singular, como individuo, genio o líder, es el nuevo sueño americano, el lugar común al que se aferran algunos líderes y otros imitadores para justificar políticas elitistas, cortoplacistas y profundamente ineficaces, como nos muestra, por ejemplo, el caso ejemplar de la industria biotecnológica. ¡La ideología del mérito se ha extendido hasta los casos más burdos y escandalosos de acumulación de riquezas, para erigirse en modelo a seguir para todos! ¡Ahora el pobre no es pobre solo porque no quiere trabajar, sino además porque no innova! En fin.
Dos elementos para cambiar la problemática dominante en materia de innovación.
Primero, como sabemos, la innovación no es solo concebir y confeccionar un producto que se venda bien (la innovación como producción y difusión). La innovación implica un cambio en las normas sociales, en los comportamientos (la innovación como proceso social). Si es así, ¿cuál es la participación de los clientes/ciudadanos finales en la innovación? ¿Cómo y para qué se les consulta? ¿Qué rol tienen en la distribución de los recursos públicos destinado a subvencionar, mediante proyectos y beneficios fiscales, la innovación? ¿O pensamos que la innovación se orienta sola? ¿Vamos a naturalizar la innovación como se ha naturalizado la división del trabajo, las diferencias de género, las diferencias culturales y sociales?
Segundo, la innovación hoy en día pasa por la captura (o la capitalización) de los bienes inmateriales. Es lo que nos enseñó la ecología. La calidad del rio entra en el costo del papel. ¿De acuerdo? Si lo estamos, entonces debemos saber que muchas de las innovaciones que aparecen y que aparecerán tienen que ver con una manera de privatizar lo que hasta ese momento era un bien público: es lo que hacen e intentan hacer todos los que trabajan en dar servicios por internet, por eso el tema de la privacidad se ha vuelto tan importante. Pero sucede lo mismo en muchos dominios. Doy un ejemplo extremo: cuando una empresa cambia su industria de país para abaratar costos, lo que hace es capitalizar un bien público negativo, es decir un “mal público”: la pobreza y la debilidad de un Estado para proteger a sus trabajadores.
El tema en la innovación desde la óptica económica tiene que ver hoy principalmente con la inmaterialidad de los bienes y, sobre todo, de los bienes de conocimiento, indisociables de los actores que los generan y utilizan. La especialidad de la sociología ha sido, desde siempre, estudiar esa inmaterialidad propia a la vida social : la fuerza de los símbolos, los valores, las clases sociales, el capital social, el aprendizaje, la legitimidad, los contextos, el entorno, las relaciones, el control, etc. Estamos ante una convergencia científica e histórica. Todo queda por hacer en esta área. La pelea por definir esta problemática está empezando.
Comments
¿te refieres a este tipo de políticas? http://startupchile.wordpress.com/
Si, ese es un buen ejemplo, no lo había visto.
A nuestro nivel, académico, la controversia de la innovación debería hacerse cargo de criticar o apoyar la ideología que sostiene ese tipo de iniciativas.
(va sin acentos)
Alvaro. Esa fue la inspiracion para el post que realice aqui mismo: https://estudiosdelaeconomia.wordpress.com/2010/09/21/start-up-chile/
En muchos sentidos, estoy de acuerdo con tu post.
Para el estudio de fenomenos como la innovacion, la sociologia tiene mucho que aportar en el debate y en la creacion de conocimiento.
Creo que el post que dejo el otro dia Manuel acerca de valores y justificaciones (https://estudiosdelaeconomia.wordpress.com/2010/11/01/valores-justificaciones-y-cuantificacion/)
va en la misma linea de entender mejor esa inmaterialidad. En ese sentido, creo que lo inmaterial se relaciona tremendamente con lo material. Lo que nos deja con una tremenda posibilidad para comunicar la sociologia con la economia politica y permitir un camino conjunto potente que permita explicar mejor y finalmente aportar para mejorar las politicas publicas como “Start-Up” Chile.
Cierto, ahora me acuerdo. En el fondo, en la lógica de “incentivos para cambiar la cultura” (lógica en la que al parecer Singapur es el campeón absoluto, un colega me comentaba que ahí, para luchar contra la pobreza, a los pobres les dan incentivo económico si no tienen hijos y a los ricos les dan incentivos si los tienen), en vez de perder tiempo socializando individuos a la cultura innovadora de los grandes managers modernos, es quizá mas eficaz derechamente importarlos.
Que buen ejemplo el de Singapur!
Pues claro. Sin duda que el grado de economizacion es siempre interesante de estudiar.
Creo que no sólo es un tema de medir lo inmaterial, pero también si existe alguna forma de valorar relaciones sociales. Uno podría pensar que la idea de innovación basada en un héroe es parte de una tradición mucho más larga, que por ejemplo L. Dummont asoció con la modernidad occidental (ie. el individuo y no las relaciones como fuente de valor), que a su juicio va desde Locke pero incluye incluso a Marx (Weber y cia). En ese sentido quizás el intento más serio de parte de la economía son las “externalidades” y la posibilidad de hacer costos sociales en derechos transables privadamente, aunque la solución sigue siendo, “invidualizar” (i.e. mercados de carbono que son soluciones de efectos de otras tansacciones). No será entonces que si la sociología económica es crecientemente relacional, ¿quizás debería ser capaz no sólo de pensar como re-introducir lo inmaterial, sino también desarrollar una concepción de valor y propiedad relacional?
José, en ese sentido absolutamente pienso este asunto. La noción de capital social asocia valor y relación. La externalidades incluyen otros aspectos del valor, y la cuestión de la propiedad. Queda por estudiar la propiedad relacional. Algunos autores hablan de responsabilidad distribuida. Yo pienso que para las empresas se podría hablar de responsabilidad social distribuida. He estado trabajando en un texto acerca de eso. Con respecto al enfoque redes que me ocupa, creo que el próximo paso es, sobre todo cuando se trata de redes de conocimiento, revindicar un rol de contabilidad. Hay quienes trabajan en ese difícil tema de la contabilidad de las externalidades, de diseñar una nueva contabilidad. El ARS debe considerarse, en este debate, como una manera de hacer la contabilidad de las “externalidades sociales” que no es lo mismo que el capital social. Como definir y diferenciar estas nociones? Yo partí por admitir que, incluso cuando se habla de conocimiento, existen externalidades negativas. Sobre este tema, es decir sobre el tema de las externalidades como fenómeno relacional y asociado a la captura de recursos (propiedad), incluí un párrafo en la discusión de un articulo que quizá me acepten:
“Based on critical work in economic geography (Boschma, 2005), we propose to extend the notion of knowledge spillover to social and epistemic proximities –not only to geographical ones– that can be examined through the type and level of personalization of ties at the inter-organizational level. The next step in this line of research consists in representing systematically the social and organizational structures in which knowledge externalities are both created and distributed. Our results on the effects of personalization of relations on knowledge exchange, as well as work on professional and geographical homophily associated with collaboration ties, suggest that an important part of the value created by firms depends on the capacity of their members to embed their professional life in larger and multiplex relational contexts. It would now be useful to explore the extent to which companies encourage or require from their members that they participate in these social circles, and thus that they invest part of their private life and personal resources in the projects set up by the firm. If we want to account for the social dynamics creating knowledge externalities, it is convenient to consider the relational, social and symbolic cost that actors must incur in order to capture these externalities. Observing the alignment of actors, both professional and personal, with an organizational project, observing the ways in which they mobilize their past affiliations, create friendships or try to enrich professional relationships to access the resources that their company needs, all this will make these hidden costs visible, as well as the negative externalities that can be associated with the appropriation of the type of immaterial asset called distributed knowledge. This requires observation of multilevel social interdependencies that are generated by inter-individual and inter-organizational networks”.
Sin duda. Esa es la tarea!
suena muy interesante lo que propones en ese párrafo Alvaro. En un contexto diferente creo que un trabajo muy original en pensar propiedad (y eventualmente valor) desde una perspectiva relacional es lo de la antropologa M. Strathern).Ella entiende que propiedad (especialmente intelectual) no es sólo un derecho que conecta persona/cosa, sino que en los “claims” sobre propiedad se cortan redes, con lo cual no solo se produce un derecho (un vector que conecta propietario-propiedad), sino que también delimitan el objeto en cuestión (por ejemplo una patente), establecen los potenciales afectados, los que, no siempre son una persona, sino también una empresa, un grupo o una etnia. Desde esta perspectiva capital social o externalidades pueden entenderse como claims particulares por delimitar una relación y sus posibles stakeholders.
Buena referencia, gracias, voy a ver que encuentro de ella, puede ser interesante metodológicamente para generar sub-grupos de “actores implicados” en un estudio sobre patentes o publicaciones.
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