En sociología contemporánea, resulta común que, una vez adentrándose en alguno de los sub campos de la disciplina, como es el caso de la sociología económica, empieza a perder relevancia el horizonte de la teoría sociológica más general, que comúnmente se estudian en cursos de teoría social. Cada uno de estos sub campos ha ido definiendo una tradición conceptual propia y se ha desarrollado en torno a debates asociados a ese acervo conceptual específico. Si bien hay marcos conceptuales clásicos y contemporáneos que han sido exitosos en permear varias de las ramas de la sociología, como la teoría de Bourdieu y la teoría actor- red, normalmente esto se hace incorporando algunos conceptos y no el modelo teórico más completo que este tipo de autores ha propuesto.
Pese a que este diagnostico no es novedoso y ha sido planteado ya por algunos académicos, la forma en que se está materializando la división del trabajo intelectual y la especificación de las audiencias a las que se dirigen las investigaciones probablemente contribuyan a preservar una construcción fragmentada del conocimiento en el campo de la sociología en general y la sociología económica en particular. Las nuevas publicaciones dialogan con otras en torno a conceptos específicos que comienzan a guiar la reflexión y la investigación, pero que rara vez son integrados de manera coherente para construir un punto de vista más general para observar los fenómenos económicos y conectar sus distintos niveles. De igual manera, las tendencias actuales en el mundo académico, tanto a nivel de docencia, investigación y publicación contribuye a que los nuevos trabajos reduzcan el foco de su observación y se centren más en la novedad y aplicabilidad de los proyectos que en la integración conceptual que pudieran realizar.
En este contexto, uno de los elementos que conviene explorar para dar el siguiente paso en el desarrollo de un punto de vista social sobre la economía es la relación entre redes, instituciones y pautas cognitivas y culturales. En lo grueso, estos tres elementos constituyen los tres principales enfoques con que la sociología económica observa la realidad económica y social. Sin embargo, no parece haber suficientes intentos y avances por definir, describir y explicar cómo redes, instituciones y pautas interactúan en distintos niveles de la realidad social y en particular aquella vinculada al fenómeno económico. Por el contrario, es común escuchar de enfoques estructuralistas (referidos a redes) o institucionalistas, que relevan una de las dimensiones del objeto de estudio, pero sin hacerse del todo cargo de lo que los otros enfoques plantean como desafío a su propio punto de vista.
Dicho desafío probablemente supone una reflexión a un nivel más abstracto y general que el presentado la sociología económica hasta ahora. Exige observar qué esquemas teóricos actualmente disponibles proveen una elaboración sistemática de la interacción entre redes, instituciones y pautas cognitivas. Exige también un trabajo de síntesis, integrando y conectando conceptos de diversas corrientes teóricas con la información provista por la investigación en este campo y en otros afines. Cabe destacar que esto no implica el predominio de la teoría sobre la investigación, sino la necesidad de que ambos campos se complementen y fortalezcan. El desarrollo conceptual en materia de sociología económica está rezagado en comparación a su desarrollo empírico, pero es difícil que este último progrese cualitativamente en el estado actual de las formulaciones teóricas en el campo. Del mismo modo, formulaciones teóricas mas abstractas deben ser operacionalizables y verificables en el mundo empírico. El estudio de la forma en que redes, instituciones y pautas cognitivas y culturales interactúan en el mundo económico puede constituir un nuevo programa de investigación una vez que se cuente con modelos que se hagan cargo de dichos problemas.
En otras palabras, la sociología económica necesita de un trabajo conceptual cuyos alcances y principios son más amplios que el foco de la propia disciplina. La tendencia contemporánea a la especificación de ámbitos empíricos y conceptuales es positiva desde la perspectiva de la focalización de proyectos de investigación y la profundidad de la generación de conocimiento, pero debiera estar complementado con un desarrollo teórico paralelo que permita dar sentido y profundizar el foco de las investigaciones y reflexiones en la materia. La especialización es positiva, no así la fragmentación, y la integración exige un esfuerzo conceptual. Desde ese punto de vista, son interesantes los trabajos de Jens Beckert (“Beyond the Market”) y recientemente el de Alejandro Portes (“Economic Sociology: A Systematic Enquiry”), que han intentado darle un sustento teórico más sólido y amplio a sus reflexiones en materia económica. Sobre todo en caso de Portes, hay un esfuerzo por integrar instituciones y redes (aunque él habla de capital social) como mecanismos explicativos de la esfera económica. Igualmente se puede destacar el trabajo más reciente de Harrison White, particularmente la segunda edición de “Identity and Control” (muy distinta a la primera edición) y particularmente su artículo junto a John Mohr el año 2008, “How to model an Institution”, que concilian las nociones de redes e instituciones desde la perspectiva de la interacción social y la identidad.
Los tres ejemplos anteriores exigieron hacer una pausa en la investigación o reflexión especifica en materia de sociología económica y ver los problemas desde una perspectiva más general. Aunque autores de larga y exitosa trayectoria como Portes y White están en condiciones de hacer este tipo de esfuerzo cada cierto tiempo, la actividad académica en Europa y Estados Unidos parece privilegiar el desarrollo de carreras que vayan especializándose en ciertos temas en perjuicio de intentos por integrar conclusiones y conceptos a un nivel más abstracto. Incluso, la forma en que se ha desarrollado recientemente el entrenamiento en Sociología hace que varios académicos tampoco estén del todo familiarizados con los enfoques teóricos a los que podrían recurrir para una síntesis conceptual. De este modo, se hace más sencillo, eficiente y conveniente mantener la discusión en el ámbito específico, con los efectos que ello conlleva para la disciplina en materia de fragmentación.
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Interesante tu reflexión Javier, y estoy de acuerdo con que es bueno mantener la mirada abierta a la reflexión conceptual y que es aburrido y poco productivo cuando la investigación se hace desde solo un esquema de observación (ya sean redes, neo-institucionalismo, campos, etc.). Sin embargo, mi impresión es que hay muchos buenos trabajos que hablan y combinan diferentes lenguajes conceptuales sin ningún problema. Esto es muy claro en la gente joven, pero también en autores más consolidados como el mismo D. Mackenzie, David Stark o Bruce Carruthers. Ahora la pregunta es para que nos sirve tener teoría en los estudios de la economía? Mi impresión es que es muy útil para entender mejor objetos de análisis que son ya abstractos (mercancías, mercados, firmas, etc.), pero estoy mucho menos convencido de la utilidad de ejercicios sintéticos, que intentes organizar un campo de análisis tan amplio en torno a tres o cuatro conceptos. En otras palabras, me entusiasma mucho más la teoría a la Identity & Control, que es una especie de enciclopedia abierta de formaciones sociales abstractas, que los artículos teóricos que he leído de Beckert, donde se intenta resumir toda la sociología económica en una gran pregunta (ie. Incertidumbre) o un solo concepto (ie: campo). Slds!
A lo que apuntaba es que en Sociologia Economica, como senala Fligstein al hablar de la Sociologia de los Mercados, los distintos enfoques plantean temas y respuestas similares, pero no parece haber suficiente conexion entre las investigaciones elaboradas desde distintas perspectivas. Formulaciones elaboradas desde una perspectiva mas general en que, por ejemplo, se describa la relacion entre instituciones y redes o entre redes y pautas cognitivas, podrian generar un lenguaje comun que integre y no fragmente el conocimiento. De alguna manera, la sociologia economica ha expresado un desarrollo suficiente como para levantar algunos temas y preguntas que apuntan a cuestiones mas generales en materia de integracion o interaccion social y seria positivo observar y reflexionar en torno a dichos temas.
En el caso de Beckert, me parece interesante su proyecto de situar en un contexto conceptual mas amplio los principales conceptos en sociologia economica. Creo que conceptos como embeddedness o performativity necesitan refinarse en terminos de tipologias y expresar cuales son los mecanismos que constituyen su poder explicativo. En ese sentido, creo que esto puede tener que ver con problemas sociologicos mas amplios.
Mi impresión es que la integración a la que apunta Fligstein está pasando en muchos lados, pero cuando Fligstein mismo intenta hacer una integración de diferentes perspectivas termina traduciendo todo a su propio lenguaje (por ejemplo, reduce todo lo de Callon y cia a “pautas cognitivas” o sus concepciones de control). En su entrevista Zelizer señalaba que quizás sea un asunto de generaciones, y los autores más jóvenes son más poliglotas en términos conceptuales. Y de acuerdo, es importante y potencialmente productivo preguntarse si la sociología económica aporta algo a la teoría sociológica más amplia o viceversa. Eso sí es interesante también considerar que autores como White o Callon al mismo tiempo que hacen sociología económica están haciendo teoría sociológica y es difícil establecer un límite muy claro entre ambas prácticas.