No deja de ser sorprendente que siendo la sociología económica el campo de investigación probablemente más prolífico, expansivo e innovador de los últimos 20 anyos, no encontramos prácticamente ningún tratamiento sistemático de uno de los sectores económicos que con más fuerza está creciendo y transformando las economías (políticas) urbanas y regionales de buena parte del mundo: las industrias creativas.
Las industrias creativas constituyen un sector económico creado hacia el final de la década de 1990 por expertos y funcionarios públicos británicos por medio de la reorganización de sistemas de clasificación industrial a fin de agrupar bajo una misma etiqueta a un conjunto variado de industrias culturales, asociadas a nuevos medios o que involucran derechos de autor, que entonces y todavía hoy crecen rápidamente. Desde entonces, esta noción e instrumento de clasificación industrial ha circulado velozmente por el globo como la panacea del desarrollo urbano y regional. Un ejemplo de esto es el primer World Report on the Creative Economy de las Naciones Unidas, el cual confía a las industrias creativas la capacidad de fundar “un nuevo paradigma de desarrollo”. A pesar de la novedad asociada a lo anterior, las industrias creativas han sido estudiadas a la luz de una serie de temas ya establecidos y bien conocidos: (a) como una estrategia de creación de empleo asociada a procesos de flexibilizacion y precarizacion laboral, (b) como sistemas de innovación dependientes de la formación de clusters, proximidades geográficas, cognitivas, posicionales, conocimiento tacito, comunidades de prácticas, milieus, etc. y (c) como estrategia de desarrollo urbano que involucran regimenes de governanza, etc. Todas estas cuestiones son ciertamente de importancia extrema y deben ser atendidas y estudiadas correspondientemente, pero mi impresión es que estamos perdiendo una oportunidad única para estudiar empíricamente lo que parece ser la especificidad sociológica de estas industrias: el papel central de procesos de creación.
A mi juicio, hay cuatro preguntas claves que debemos poner en el centro de los estudios sobre industrias creativas: ¿cómo pensar la relación entre creatividad como facultad humana, creación como practica sociomaterial y creación de valor económico?, ¿qué hace al ‘estudio’ el espacio privilegiado para procesos creativos en áreas tan diversas como la arquitectura, las artes visuales o los video-juegos?, ¿es posible identificar distintas lógicas de producción creativa en los estudios de distintas industrias creativas?, y ¿de qué manera afectan estas distintas lógicas de producción creativa las dinámicas de aglomeración de industrias creativas? En lo que sigue, y en un post la próxima semana, plantearé dos reflexiones sobre la primera de estas preguntas, la que en terminos generales involucra la relación entre trabajo y valor.
La forma del trabajo: de la creatividad individual a la creación distribuida
La primera cuestión que es posible constatar es que en la investigación sobre industrias creativas la noción de creatividad tiende a ser mobilizada como una caja-negra impidiendo una aproximacion empírica a los espacios y prácticas involucrados en procesos de creación de obras. El recurso a definiciones sicólogicas, que refieren a un proceso mental abductivo que conduce a la formación de ideas nuevas, localiza la creatividad en las cabezas de las personas y la comprende como una facultad individual. La consecuencia más burda de lo anterior la encontramos en la recomendación de Florida de redefinir el objetivo de las politicas urbanas como el atraer personas creativas, la clase creativa a la ciudad. Otro problema de la noción de creatividad es que su constatación es siempre ex post: acaso un proceso será considerado creativo o no dependerá de la evaluación futura de su resultado en relación a su novedad; una cuestión que como los estudios de ciencia y tecnología ensenyan no solo es incierta, sino además reversible. Dado lo anterior, parece recomendable cambiar el eje y dar cuenta de la especificidad de las industrias creativas a la luz de la pregunta por procesos de creación.
La noción de creación permite de hecho salvar los dos problemas que constatamos en relación a la noción de creatividad. La creación no es un proceso mental, sino uno que involucra un trabajo con materiales, herramientas, tecnologias, rutinas: crear es un hacer en el mundo. Además, y esto puede ser clave, los procesos de creación tratan de cuestiones distintas a los de innovación y por lo tanto no se miden según la vara de lo nuevo. Habitualmente, es cierto, éstos se entienden como un preludio de la innovación, pero mucho antes de lidiar con el problema de la novedad, de la adopción y adaptación de objetos en distintos contextos, mercados o instituciones, los procesos de creación lidian con problemas mucho más fundamentales, tales como concebir un objeto y darle forma. El estudio de practicas creativas debe partir con el problema ontologico de crear un objeto, no con el problema histórico de su novedad.
Ahora bien, aqui hemos de estar atentos a un problema teórico clave: los procesos de creación se entienden habitualmente como la imposición de una forma inmaterial, de un disenyo mental en la materia. Recordemos la diferencia que Marx establece entre la abeja y el arquitecto: ambos construyen espacios de habitación, pero este último construye esos espacios primero en su cerebro. Tal noción se acerca bastante a la noción Kantiana de cognición: ambas imaginan una ‘mente-en-una-cuba’ –para decirlo con Latour- que percibe o disenya inmaterialmente un mundo material pasivo. Esta perspectiva es sumamente problemática, tal como lo han mostrado la sociología de la ciencia y las ciencias cognitivas contemporáneas, las que proponen introducir en su lugar la nocion de ‘cognición distribuida’. Esta indica que, sino todos, la gran mayoría de procesos cognitivos son simplemente imposibles sin la manipulacion y mobilización de inscripciones materiales. De la misma manera, cuando estudiamos procesos de creación es necesario entenderlos distribuidamente. Esto involucra dos cosas: primero, dar cuenta del papel activo de nohumanos involucrados en el proceso creativo y, segundo, dar cuenta de todas las practicas performadas por todos los actors involucrados en procesos de creación, absteniéndose así de una distinction entre actos creativos y actividad rutinaria.
Este énfasis en la noción de creación como proceso sociomaterial y distribuido, en el cual los actores humanos no controlan todas las cartas, sienta las bases para una redescripción realista de las industrias creativas que parte precisamente con la pregunta por la forma del trabajo.
Comments
Totalmente de acuerdo con salir de la mente al estudio o la red de “producción”. Sin embargo, es probable que la creación se siga creando en un proceso mucho más largo. No sólo en el sentido de re-introducir el consumidor o la audiencia del tipo beta-product, ni en el sentido de la larga cadena de producción que puede constituir por ejemplo una película. Sino también en como el objeto se abre y cierra continuamente durante su vida, o usando el término de Mol, un objeto no emerge una vez, sino que es enactado continuamente. Entonces, una pregunta de método: donde mirar la creación y evitar partir de un agente de creación pre-establecido?
Que buen post. Me parece que de tus cuatro preguntas, la primera pregunta ¿cómo pensar la relación entre creatividad como facultad humana, creación como practica socio material y creación de valor económico? aplica no solo para las industrias creativas sino que también para toda la red de expertos orientados a producir/crear/cualificar bienes y a buscar la conexión entre estos bienes y los consumidores. De hecho, los publicistas y marketeros también tienden a blackboxear el espacio de la creatividad, amarrándolo a palabras que no pueden ser trazadas ex ante como “olfato”, “ojo” o “mano” y que explicarían las particularidades (y éxito) de un bien, estrategia o campaña frente a otra. Las razones finales estarían en la caja negra al igual que los artistas. Lo interesante en este caso, es mapear justamente esta red de socio técnica que ayudar a producir este olfato (dispositivos de representación del consumidor, rutinas-scripts de toma de decisiones, practicas formales e informales de evaluación de bienes y consumidores, etc.)
gracias por los comments…
jose, respondo a tu pregunta directamente, es preciso partir mirando especialmente un espacio muy particular: el estudio (de grabacion, de arquitectura, de disenyo, de cine, de cine, etc); un espacio que suele estar asociado a algunos agentes (por ejemplo, arquitectos, dibujantes, maqueteros), pero por el cual constantemente aparecen circulan otros agentes (clientes, ingenieros, periodistas, etc) que tambien deben ser considerados. El estudio permite ver como multiples agentes se constituyen y luego desaparecen en torno a un proyecto, cada uno haciendole cosas distintas al proyecto, sometiendolo a tests, a transformaciones, a cuestionamientos. Obviamente aqui hay que incluir tambien una larga serie de dispositivos materiales y tecnologicos (como los que menciona Tomas, que actuan en el estudio sobre los proyectos…
Y aqui conectamos con el otro comment de Tomas: es el estudio el espacio privilegiado para entender la manufactura casi artesanal de capacidades inmateriales como el olfato, la inspiracion, etc.
Ahora, volviendo al otro comentario, partir por el estudio implica NO partir por los objetos o productos culturales, que como tu dices ciruclan y se abren y cierran, territorializan y enactan de multiples maneras, sino partir por los proyectos, una suerte de pre-objetos si se quiere. En ese sentido, la noción de creación quiere describir el trabajo con pre-objetos, entendiendo que éste no siempre conduce a la formación de un objeto.
Obviamente estamos corriendo riesgos metafisicos gigantes con esta definicion, pero creo que son necesarios a fin de dar cuenta de la especificidad del fenomeno. En ese sentido, esta definición de creación debe ser entendida como otra decision metodologica que resulta necesaria si el objetivo es dar cuenta de como se organizan las redes de producción y productores en las industrias creativas que algunos han descrito precisamente como project-ecologies.
Interesante! Aunque quizás no es necesario ir tan lejos y hablar de pre-objetos, ya que, al menos si consideramos discusiones de STS, una cosa (res…causa, etc.) deviene un objeto en la medida que sea delimitada, que parece ser lo que pasa en el estudio y todos estos espacios que mencionas. Sin embargo, como dices, acá no estaríamos hablando de un “bien”, el menos en el sentido de Callon et at de un objeto comparable con otras en el mercado, sino de un proyecto (o modelo o maqueta).
De todas forma, me queda la duda si es que no se está al mismo tiempo definiendo un objeto económico en los procesos que estás estudiando. Para esto me fijaría en tres acciones: (a la Callon) si se hace comparable con otros objetos similares; (y ahora yendo un poco más allá) si se establecen “derechos de propiedad” sobre el objeto que se está delimitando; y, finalmente, si existe algún tipo de “pricing”.
Pero ordenemos la discusión:
1. La tesis es que para entender como funcionan las industrias creativas tenemos que mirar procesos de creación (sociomateriales, distribuidos y que ocurren en el estudio). El contrargumento es: pero los procesos de creación son más largos, siguen ocurriendo en la circulación de productos. Estoy de acuerdo con esa observación, pero creo que es posible hacer una distinción (metodológica, aunque suene ontológica) entre (a) proceso de transformación de un pre-objeto o proyecto en un objeto – lo que yo llamaría creación y (b) proceso transformativo de circulación y enactment de objetos – lo que Hennion llama mediación. Entonces, eso es lo primero: partior estudiando los procesos de trabajo de las industrias creativas entendidos como procesos de creación.
2. Lo segundo es hacerse la pregunta: ese objeto que se constituye en procesos de creación, qué características tiene en cuanto producto? Sobre eso es el post de la siguiente semana, pero mi tesis -resumida aqui- es que no se constituye como bien, sino como obra. En consecuencia, comparabilidad, pricing y propiedad funcionan distinto.
Ok. Dejando punto 2 para la próxima entrega.
Sobre 1. Es una decisión de conceptos. Sin embargo, mi impresión, es que nociones como “mediación”, y antes “traducción”, implican que cada vez que un objeto pasa de un lado a otro cambia, se transforma, o directamente emerge. “Enactment” de Mol es incluso más explícito en eso: un objeto como una enfermedad no se crea una vez, sino que sigue siendo creado todo el tiempo. Es creado en los experimentos antes aun de que sea visualizado (por ejemplo un ensayo matemático o solo teórico); es creado cuando se hace experimento; es creado cuando se hace patente; cuando se hace remedio… etc. Lo mismo para un edificio no? Desde que es un plan, una maqueta, un presupuesto, un proyecto en competencia, un edificio en construccíón, una garantía de un prestamo, un pedazo de un bono securitizado…. A lo que voy es que todo esto podría ser considerado “enactments”, pero que parece que a donde vas tu, es que hay que diferenciar entre distintos momentos, o reconocer que antes que ser producido como bien, puede haber una larga vida que merece atención si queremos entender las particularidades de las industrias creativas. En resumen, mi punto es que no es lo mismo pre-bien, que pre-objeto. Yo me quedaía solo con el primero.
Buen comentario! Voy a pensar seriamente al respecto, aunque creo que es un tema conceptual y que tiene que ver con como entendemos la nocion de objeto y acaso queremos definir esta nocion de forma tan amplia como para que incluya la silueta de una casa sobre una roca representada en un dibujo a lapiz.
A posteriori, cuando la casa se construye efectivamente sobre la roca, resulta evidente que ese borrador a lapiz mina es un enactment de la misma. Perola pregunta clave es acaso estamos dispuestos a abrir la nocion de objeto tanto como para incluir todas las siluetas de casa dibujadas en las servilletas de un bar. Ciertamente la servilleta con la casa dibujada es un objeto, pero cabe rpreguntarse acaso lo es tambien la casa y la colina o las nubes al fondo, etc?
Creo q
(Ooops. Se mando solo)
Creo que necesitamos un principio realista para definir aquello que cuenta como objeto. Una maqueta de un edificio corporativo es ciertamente un objeto por si mismo, pero queremos considerar el edificio corporartivo tambien un objeto aun cuando este nunca sea construido?
uf. Tratemos de evitar asuntos del tipo la “esencia del edificio”, ok 🙂
Creo que al menos desde ANT hay una concepción de objetos (o cuasi-objetos) relativamente clara: un objeto se delimita y emerge como tal de un conjunto de relaciones (e ahí el toque semiotico). Sin importar si es muy material (una roca) o inmaterial (un contrato de futuros), ambos surgen de relaciones heterogenas. La casa en la servilleta es un objeto, una forma en una servilleta.
Ahora, tiene esa forma en la servilleta alguna conexión con la casa construida? Mi impresión es que la respuesta no esta en si la casa es la realización o no de la potencia de un proyecto de casa, sino más bien en seguir empíricamente la cadena de mediaciones que hace (o no) la silueta en la servilleta casa.
Me da la impresión de que hacerse cargo del concepto de objeto (y hablar de pre-objeto) desde ANT te puede empantanar en un nivel casi filosófico ademas de alejarte de lo que entiendo como tu principal interés: describir la especificidad de la producción en un ámbito concreto: las industrias creativas. Desde aqui creo, pensar que es lo que es un objeto a nivel genérico (y de paso tener que discutir con Mol, responder a Jose, etc) puede ser una carga que termine por enterrar la riqueza de tu material empirico.
Se me ocurre que un buen atajo, tal como propones, es no hablar de objetos sino que definir tu espacio de interés como el de la “obra”, que en el fondo apela a una versión de objeto, pero situado en el contexto creativo, y que ademas te permite diferenciarte de la pregunta por el objeto como bien económico (en cuanto la obra apela al primer momento de producción y no su enacment en otros contextos)y que finalmente también tiene la gracia de que es la forma en que los actores que estudias hablan de los objetos, es un uso propio de los artistas y del arte y que si viaja a otros ámbitos lo hace guardando esa carga creativa.
La otra salida es enfatizar radicalmente el análisis del proceso (creacion) por sobre lo que se produce (el resultado). Creo que en este espacio de la practica artística/creativa efectivamente hay mucho que mirar desde un enfoque socio-técnico, sin tener nuevamente que volver a hacer ontologia.
En fin, quedo a la espera de tu segunda entrega.
t
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