Un campo de investigación antiguo y fecundo
La sociología de las profesiones tiene una larga tradición. Hace ya más de un siglo, los clásicos de las ciencias sociales trabajaron ampliamente sobre este objeto de análisis. Dado el énfasis puesto en los procesos de especialización y burocratización, tanto Durkheim como Weber colocaron a la reflexión sobre los grupos profesionales en el centro de sus teorías del mundo social. Mientras el concepto de división del trabajo constituía la base estructural de su existencia, términos como grupo profesional, oficio u ocupación servían para caracterizar a aquellos colectivos humanos estructurados en torno a una actividad determinada, normalmente una tarea artesanal o de servicios basados en calificaciones distintivas. Al mismo tiempo, estos autores desarrollaron estudios monográficos sobre algunos de esos grupos (como los sacerdotes, los políticos, los juristas o los maestros, por ejemplo), subrayando la importancia del saber específico que les garantizaba un ámbito reservado de competencia en el ámbito de la división del trabajo social. Pero también señalaron la importancia de la “moral profesional” (Durkheim) o de la “vocación” (Weber) que, más allá de las calificaciones propias de este tipo de grupos, señala la existencia de mandatos, misiones e identidades. Pocos años más tarde, la sociología norteamericana, tanto en su vertiente interaccionista – con los trabajos de Everett Hughes – como funcionalista – con la contribución clásica de Talcott Parsons – retomaría estas mismas preguntas para alumbrar investigaciones originales sobre diversos grupos profesionales (especialmente, sobre los médicos). Desde entonces, tanto en América Latina como en el resto del mundo, la sociología de las profesiones se ha caracterizado por sus sostenidos esfuerzos investigativos y por el desarrollo de una rica teorización de alcance intermedio.
Al igual que los estudios sociales de la economía, la sociología de las profesiones aborda el estudio de ciertos comportamientos humanos que tienen un carácter “económico”: el profesional produce bienes y servicios, los ofrece a la venta, los transa por dinero, o bien vende su fuerza de trabajo calificada a organizaciones públicas y privadas que lo retribuyen por ello. Por eso mismo, no sorprende que muchos de sus análisis se superpongan con aquellos que han sido desarrollados en el ámbito de la sociología y la antropología económicas. En la presente contribución, me interesa dejar planteadas algunas preguntas y algunos elementos parciales de respuesta en torno a la relación entre sociología de las profesiones y sociología económica. Para abordar esta cuestión, mostraré cómo ciertos grupos profesionales aparecen fuertemente involucrados en ámbitos típicamente abordados por la sociología económica, concentrándome particularmente en el modo de construcción de un saber legítimo y en la organización de los mercados.
Saberes específicos y grupos profesionales
Se habla crecientemente de la importancia del saber en la actividad económica. La multiplicación de las calificaciones requeridas por la nueva economía en algunos segmentos de punta, así como la importancia del conocimiento experto en la valorización del capital ha sido subrayada con frecuencia. En general, se parte de la idea de que existen ciertos grupos que son portadores de un saber, que aplican ese saber en la actividad económica y que de ese modo logran producir valores y rentas. Muchas veces esos saberes están materializados en artefactos, como los prototipos de trenes y automóviles diseñados por ingenieros (Latour, Callon). Otras veces se trata de una especie de ciencia oculta, como en el caso de los profesionales del marketing o los gurúes económicos (Cochoy, Lebaron). Finalmente, no faltan aquellos portadores de un saber sobre las normas que logran intermediar relaciones económicas, como es el caso de los abogados de negocios (Dezalay). En todos estos casos, vemos que ingenieros, abogados o economistas intervienen activamente en procesos económicos, y que su lugar resulta clave para la innovación, la intermediación y la puesta en forma de las actividades económicas.
Ahora bien, existe una vasta literatura sobre estas categorías de agentes en la sociología de las profesiones. Junto con los médicos, los abogados han sido sin dudas el grupo profesional mas estudiado por las ciencias sociales (Abbott, Karpik). No faltan trabajos sobre los ingenieros (Grelon, Panaia). Algunas investigaciones sobre los economistas se han hecho también desde esta perspectiva (Fourcade, Montecinos). Ahora bien, ¿qué preguntas e hipótesis formula la sociología de las profesiones que pueden servir para interrogar también el modo en que se constituyen los distintos ámbitos de actividad económica? Mi idea es que el modo en que la sociología de las profesiones indaga los procesos de construcción de saberes legítimos es una primera pista en este sentido.
En primer lugar, la pregunta acerca del saber específico propio de un grupo que aspira al monopolio del conocimiento y la intervención racional sobre un ámbito circunscrito de actividad social. Toda profesión se constituye por medio de un proceso de afirmación y exclusión que supone disputas sobre la legitimidad y las fronteras, lo que supone necesariamente problemas de poder y dominación. Las profesiones no tienen un fundamento objetivo y evidente, sino que son un producto histórico. En segundo lugar, está la cuestión de la formalización y la transmisión de ese saber. Las calificaciones profesionales tienden a concentrar y organizar de manera especializada ciertas recetas que en un primer momento existen en estado práctico, y se transmiten como cualquier otro “oficio”. Desde el momento en que los principios de legitimidad de una profesión se hacen explícitos y su alcance se vuelve más o menos definido, aparecen ámbitos de formación en los cuales ese saber puede ser elaborado y transmitido. En tercer lugar, toda institucionalización de una profesión es acompañada por el reconocimiento de una serie de principios y operaciones considerados legítimos. Es decir, la consagración de un saber específico supone la capacidad de hacer aceptar por las instancias de autoridad un tipo particular de concepción del mundo, que lleva aparejadas ciertas operaciones que se fundan en ella. Lejos de asumir como válida una pretensión de saber, la sociología de las profesiones aborda el modo en que los portadores de un tipo particular de visión del mundo hicieron aceptar por el resto de la sociedad ese modo de pensar y de actuar.
No es este el lugar para problematizar la relación entre los saberes profesionales y la actividad económica en general. Aun sabiendo que se trata de un recorte particular, me interesa ofrecer como ejemplo el caso de la relación entre ciertos conocimientos y la construcción de los mercados. También allí aparece claramente el carácter histórico y contingente de ciertos modos de organización de las relaciones económicas.
Las profesiones y la construcción de los mercados
En las últimas décadas, los estudios sociales de la economía han incluido referencias a ciertos grupos profesionales en el centro de sus análisis. Se trata sobre todo de los abogados y los economistas considerados como intermediarios del capitalismo contemporáneo (Dezalay). Los economistas, que han concentrado la mayor parte de los esfuerzos, han sido considerados como artífices de la organización económica y financiera, sea en tanto productores simbólicos, sea como hacedores de las políticas públicas (Heredia, Lebaron). Segmentos menos nobles de la profesión, como los economistas prácticos, los contadores y los agentes de marketing, han recibido más atención en las perspectivas centradas en los objetos y los dispositivos (Callon, García, Mackenzie).
Ahora bien, podría decirse que todos estos análisis se ocupan de las propiedades formales de las actividades económicas. De hecho, muchos de ellos han convertido a la noción de “performatividad” en uno de sus principales ejes de interés. Pero lo que se performa es un saber jurídico y económico que atañe a las formas de las relaciones económicas, a la organización de las empresas y los intercambios, pero no necesariamente a los aspectos concretos de los bienes y servicios producidos (salvo cuando, como en el caso de los mercados financieros, los productos que circulan son ellos mismos el resultado de complejas abstracciones económicas).
No obstante, hay otros profesionales que tienen una relación más directa con determinados valores de uso. Es decir, su saber específico se aplica en la producción y la comercialización de ciertos productos, y no de otros. Estos profesionales no son expertos en economía, ni siquiera en el plano práctico: son portadores de un saber específico atinente a las cualidades de una categoría particular de bienes o servicios. Así, por ejemplo, aparece el caso de los diseñadores de moda, que han sido objeto de un estudio ejemplar en el campo de la sociología de los mercados (Aspers). O el caso de los ingenieros que se han convertido en algo más que innovadores para transformarse en verdaderos empresarios y creadores de mercados (Podolny, Fligstein). Lo mismo podría decirse, aunque quizás deba todavía desarrollarse este punto, con el papel de los arquitectos y desarrolladores en el caso del mercado inmobiliario (Bourdieu).
Estos ejemplos señalan que la articulación entre saber y economía, entre profesiones y mercados, no puede centrarse solamente en las profesiones que detentan el conocimiento sobre los aspectos económicos formales de las relaciones económicas, sino también sobre sus aspectos sustantivos. Sin dudas, estos saberes son menos generalizables, y están atados a las características concretas de ámbitos específicos de actividad económica. ¿Pero acaso no son todos nuestros objetos de análisis totalidades concretas que sintetizan múltiples elementos? Es solo por medio de la abstracción, que acompaña la interrogación teórica de un objeto empírico, que aquella singularidad adquiere una dimensión general. Pero una ciencia social con pretensiones teóricas sólo puede llegar a construir conocimiento general si toma en serio, y no de manera puramente anecdótica, los detalles de la vida social en sus formas más mínimas.
Conclusión
He querido subrayar aquí algunos espacios posibles de diálogo entre los estudios sociales de la economía y la sociología de las profesiones. Se trata de ámbitos de investigación sumamente relacionados tanto por su objeto como por sus preguntas y estrategias de investigación. Sin embargo, existen pocos espacios de diálogo entre quienes se dedican a una u otra especialidad. Lo mismo podría decirse con respecto a la sociología del trabajo y la sociología de las clases sociales. Algunos de los recientes avances en estas disciplinas podrían contribuir a enriquecer la perspectiva de los estudios sociales de la economía. Lo inverso también es cierto… quizás corresponda a los estudiosos de las profesiones, el trabajo y las clases sociales prestar alguna atención a la nueva sociología económica y a la antropología económica para encontrar quizás también algunos aires nuevos para el progreso de sus propias investigaciones.
Algunas referencias bibliográficas ineludibles:
ABBOTT, Andrew 1988, The system of professions. An essay on the division of expert labour, Chicago, University of Chicago Press.
CHAMPY, Florent, 2011, Nouvelle théorie sociologique des professions, Paris, PUF.
DUBAR, Claude; TRIPIER, Pierre, 1998, Sociologie des professions, Paris, Armand Colin.
DURKHEIM, Émile, 1950, Lecciones de sociología: física de las costumbre y del derecho, Buenos Aires, Miño y Dávila, 2003.
MACDONALD, Keith, 1995, The sociology of the professions, London, Sage.
PANAIA, Marta, 2006, Trayectorias de ingenieros tecnológicos. Graduados y alumnos en el mercado de trabajo, Madrid-Buenos Aires, Miño y Dávila.
WEBER, Max, 1998. El político y el científico, Madrid, Alianza.
Comments
Muy bueno lo que sugieres Federico. Mi impresión es que el estudio de las profesiones es un tema que muchos de los contribuidores de este blog (i.e. tod@s los interesados en economistas, más aquellos como I.Farías trabajando sobre arquitectos, o G. Beltrán “consultores” o T. Ariztía con “marketing”) han venido discutiendo, aunque no se había hecho la conexión formal con la sub-disciplina de la sociología de las profesiones.
Muy de acuerdo también que hacerse cargo más en serio de esta literatura podría ser muy productivo, aun cuando no necesariamente se interesen por las mismas preguntas. Según lo veo, las profesiones como identidad social se hacen relevante para los estudios de la economía cuando la forma particular como se consolida un grupo profesional en determinado contexto incide en la producción de determinado aspecto económico. Una metáfora de la misma sociología de las profesiones que quizás pueda ser importada para entender la relación entre estos campos es la de “linked ecologies” (http://www.hbs.edu/research/pdf/11-071.pdf).
¿que te ha llevado a pensar en esto? ¿estás escribiendo algo al respecto?
slds!
José. Gracias por la lectura y por tus comentarios. He trabajado por primera vez con la idea de “profesion” durante mi tesis de master sobre los periodistas y la producción de categorías de intelección de la realidad. Al igual que la clásica sociología del trabajo, creo que las sociología de las profesiones permite abordar el mundo social a través de las formas rutinarias de la actividad cotidiana. Retomé algunas de estas lecturas en mi trabajo ulterior sobre la reconversión de militares y policías en la seguridad privada, aunque ahora preguntando más sistemáticamente acerca de la construcción de grupos y los usos del saber en el marco de trayectorias discontinuas. Desde hace poco más de un año, formo parte de un equipo que trabaja sobre grupos profesionales y políticas públicas, otra conexión interesante para hacer. En realidad, creo que la novedad de nuestros trabajos puede venir en gran medida de vincular lo que está separado, y ponerlo al servicio de una investigación empírica original. Abrazo. F
Hola Federico. Muy interesante las convergencias que mencionas entre sociologia de las profesiones y estudios sociales de la economia. Comparto que el campo de estudio en la materia tiene mucho por desarrollar. Comentabas que estudiaste la idea de profesion sobre los periodistas en tu tesis de master. A proposito de interaccion entre disciplinas, conoces estudios sobre los vinculos entre economistas y periodistas (coordinacion y/o competencia en prensa)? Voy a empezar una investigacion sobre esta materia pronto. Gracias! Tomas