¿Y qué era lo económico de la sociología económica? Notas sobre las sociologías económicas y la teoría de sistemas.

A principios de septiembre la revista MAD-Universidad de Chile publicó un número dedicado en parte a Luhmann y la economía. En este post quisiera compartir un par de reflexiones nacidas de dichas lecturas y socializar también algunas perspectivas que tienen menos circulación en las conversaciones de este blog.

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I. El problema olvidado de la sociología económica

El problema de la diferenciación social, podríamos decir, es uno de los eslabones perdidos de la sociología económica. Habiendo ofrecido una conceptualización relativamente sistemática de la autonomización del orden económico (o más bien de los mercados), la distinción dissembededness/embeddedness de Polanyi ha sido leída en sociología de manera tal que ha derivado en el abandono de la noción de economía como “sustantivo” (esto es, existente por sí mismo y por tanto abordable como un objeto (ver por ejemplo Krippner/Alvarez (2007) o Beckert (2006)). Esto ha ido de la mano de un abandono de las agendas de investigación de los clásicos, la vieja sociología económica de Weber, Simmel y Parsons, para quienes la economía se entendería como una esfera diferenciada, distinta de la política, la religión o la ciencia. Pero si no hay algo así como “una economía” ¿qué es entonces lo económico de la sociología económica?

La “new economic sociology” es más bien una sociología de los mercados ocupada del “supply side”, asume –más no explica- la existencia de actores en el mercado que intentan actuar de manera “intencionalmente racional” en contextos de incertidumbre. Esta “acción económica”, aunque en muchos casos calculadora y maximizadora, tendría siempre fundamentos institucionales, cognitivos y estructurales. Lo implícito en esta sociología es que los actores serían “económicos” porque se desenvuelven en contextos (mercados) en los que están obligados a calcular los resultados de sus acciones y lograr utilidades si no quieren ser expulsados (“exit” diría Hirschmann). Por ello la nueva sociología económica es mucho más una sociología de las empresas y mercados que de los consumidores, cuyos imperativos de “economización” son muy distintos.

Por su lado, la sociología económica amparada en la Teoría del Actor Red desechó explícitamente el estudio de “la economía” como un sustantivo y se ocupa más bien del “formateo” de los agentes económicos. La economía consistiría en una operación de “tornar las cosas económicas” (Çalışkan/Callon 2009), esto es, hacer el mundo calculable de manera tal que la coordinación e intercambio de mercado (que de alguna manera pre-existe) sea posible. Allí entró a jugar todo el espectro imaginable de prótesis e intermediarios que posibilitan esta operación, desde teorías y fórmulas, hasta profesionales del marketing y estantes de supermercado. La distinción “embedded/dissembedded” no tendría sentido entonces porque la “economía” no existiría como algo anexo a la sociedad, sino más bien se crearía a partir de múltiples conexiones. Lo interesante sería mirar cómo los “agentes” circunscriben así lo calculable.

Así visto, no existe una “sociología de la economía”. Es más, si uno sigue con cierta sistematicidad el  “Journal of Cultural Economy”, por ejemplo, se termina convenciendo de que pensar la economía como un espacio diferenciado es infértil porque el “cuento de la gran transformación” (como lo llama Maurer (2006)) y la diferenciación social era solo eso, un cuento ¿Debemos desechar entonces una “sociología de la economía”? Luhmann diría que no.

II.                “La Economía” sí existe

La economía política y la teoría de sistemas afirman con fuerza la existencia de “La Economía”. Quisiera esbozar algunos rasgos de la segunda para reseñar después algunos aportes posteriores a Luhmann a la sociología económica.[i]

Luhmann y la teoría de sistemas afirman que “la economía” existe, se puede observar y se constituye por tanto en un objeto de estudio sociológico por sí mismo. Por eso, a diferencia de la mayor parte de la sociología económica, ofrece una teoría sociológica de “la economía”. La diferenciación de la economía y su constitución en un subsistema de la sociedad tiene una historia atada a la evolución del dinero. En breve, la economía moderna para Luhmann es el resultado del mecanismo comunicativo distintivo que permite el dinero en la modernidad, el “pago”. La economía como red de pagos consiste en un proceso reflexivo que hace nuevos pagos posibles (para quien recibe dinero) a la vez que niega la posibilidad de pagar (para quien ya pagó), generando constantemente la necesidad de restablecer la capacidad de pago cada vez o simplemente quedar excluido. Esta noción está atada al mecanismo de precios, que si bien es una representación necesaria para la auto-observación del sistema y por tanto para su auto-reproducción, no dice nada sobre cómo esta información es procesada ni sobre los motivos de los pagos (cuánto invertir, qué comprar, etc.). Más bien, esto correspondería a determinaciones del entorno en la forma de programas. Por eso, con el foco en la clausura del código del sistema económico, a la vez que su apertura hacia el entorno a través de los programas (estructuras, necesidades y expectativas), Luhmann rechazaría el carácter determinista de las decisiones económicas (la maximización de utilidad en la economía neoclásica), pero sin por ello subsumirlas a otras semánticas sociales (como lo haría la antropología, por ejemplo).

No viene al caso seguir profundizando acá en qué consiste la “economía de la sociedad” (se puede leer a grandes rasgos acá).[ii] La pregunta abierta –y relevante creo- es en qué medida esta perspectiva nos enseña algo de la economía que no lo hacen las demás sociologías económicas. Llama la atención en primer lugar que la teoría de sistemas se hace cargo de aspectos esenciales de la economía moderna tales como el surgimiento del problema de la escasez que aquejaría a los clásicos (producción de riqueza y pauperismo), la constante creación las necesidades como resultado de la comunicación del sistema económico, la ganancia como motivo y la importancia del “cálculo económico”. Todo ello sin naturalizarlos como fenómenos “económicos” per se, sino como creaciones de la propia comunicación. Además, los conceptos de exclusión, la necesidad de reasegurar la capacidad de pago o los “efectos explosivos” que genera la clausura del sistema respecto del entorno, son nociones útiles para comprender problemas redistributivos, regulativos y ecológicos atingentes al desarrollo del capitalismo contemporáneo. Su potencial, me parece, tiene que ver con el grado de abstracción creciente que se logra con la conceptualización del dinero y su capacidad de observar el carácter “interdependiente”,  frágil y resiliente de la economía monetaria. Veamos algunos aportes.

III.             La diferenciación de la economía y la sociología del dinero.

Resulta interesante en esta literatura la preponderancia que tiene la teoría del dinero. Aunque no coinciden en sus diagnósticos, los sociólogos económicos sistémicos acuerdan que la diferenciación funcional de la economía es el resultado de su monetarización. Quizás por eso se ha apuntado también a la teoría del dinero como el eslabón perdido de la sociología económica; diferenciación y monetarización desde esta perspectiva vendrían a ser lo mismo.

Sorprende el grado en que muchos análisis del dinero desde una perspectiva sistémica toman como punto de referencia el análisis del capital de Marx. Podríamos decir que la reflexión sobre el dinero y las finanzas desarrolla las tesis de la “cosificación”, pero sin conectarla con los problemas de la acumulación capitalista (como lo harían los teóricos neo-marxistas de la financialización), el de la clase rentista (neo-keynesianos), o del primado de la economía en la sociedad. De todos modos, la teoría de sistemas es en parte cercana a la economía política por el énfasis en el carácter implacable de la circulación capitalista.

Autores como Willke (2006), Pahl (2006) o Hessling/Pahl (2006) se han ocupado de teorizar el dinero, discutiendo entre otras cosas la medida en que el sistema financiero se ha convertido o no en un sistema autopoiético distinto de la “economía real”. Aunque esto dista de ser un debate zanjado, todos coinciden en que la complejidad del sistema financiero sólo puede develarse a través del análisis del dinero. Notable es en este sentido el trabajo de Esposito (2011) (reseñado también acá por Frankel & Ossandón), quien conceptualiza el dinero en su dimensión temporal para comprender las consecuencias de la monetarización de la economía de la sociedad. Para Esposito, si bien el dinero habría alcanzado su abstracción primaria en la codificación de la propiedad, con las innovaciones financieras este habría de equiparar no bienes sino distintos tipos de capitales. Así por ejemplo, los “derivados” permitirían reconvertir el capital productivo, comercial y el crédito entre sí con el fin de generar liquidez. Con ello las dinámicas de la inversión se desacoplan de la propiedad y hace posible la inversión sobre movimientos futuros de activos que no se disponen. El resultado es la creación de liquidez y exorbitantes fluctuaciones de dinero (“dinero loco” diría Sussan Strange).

La  preocupación de los teóricos de sistemas por el dinero y últimamente por el sistema financiero es interesante si consideramos la baja teorización que estos han recibido como un objeto en sí mismo en la sociología económica o en la abundante literatura de la financialización. Mientras por un lado priman los estudios de los “significados sociales del dinero” (del tipo Zelizer), la economía política de la financialización y la sociología económica más bien han desarrollado “descripciones densas” de características centrales de los mercados o el capitalismo, en vez de proveer explicaciones teoréticas más avanzadas  (Lapavitsas 2011). De todos modos, para dar fuerza a sus conceptos creo que la teoría de sistemas debiera a su vez mirar hacia estos otros campos para explicar las condiciones de posibilidad de estas diferenciaciones, tales como las desregulaciones financieras o los conflictos redistributivos del capitalismo democrático que perpetúan la reproducción de la “deuda” en distintas esferas institucionales: los mercados laborales (la inflación), el sector privado (endeudamiento de hogares y empresas) y los Estados (deuda soberana).Todos ellos ciertamente abordables desde la teoría, pero no reducibles sólo al funcionamiento del dinero.

IV.              Perspectivas heterodoxas

Finalmente, vale la pena mencionar también otros trabajos más heterodoxos pero que aún operan en el registro de la teoría de sistemas. Particular atención creo que merecen los trabajos de Mayntz (2013) y Beckert (2012), por cuanto han hecho un uso más instrumental de la teoría de sistemas y la han trasladado hacia una sociología económica con foco en los actores. Así, Beckert (2012) ha analizado los cuatro fundamentos del capitalismo –crédito, mercantilización, creatividad y competencia- bajo la perspectiva de la creación, mantención y constante destrucción de expectativas contingentes. Tomando los desarrollos en la sociología de los mercados y los estudios de las finanzas (algo que se ve menos en esta literatura), ha provisto una descripción de las estructuras capitalistas desde el punto de vista de los actores, pero sin descuidar del carácter sistémico de la economía. La fuerza y expansión del capitalismo, así como sus constantes crisis, se entenderían como resultado de la capacidad que ha tenido para estabilizar y recomponer las expectativas de los actores, mientras que la gobernanza económica se entendería como el manejo de expectativas racionales.

Preguntándose por las causas de la crisis financiera, por otro lado, Mayntz (2013) se plantea la posibilidad de reformular el paradigma de la diferenciación funcional desde una perspectiva de los actores, introduciendo en el marco analítico de la teoría los intereses de los agentes internos al sistema financiero, así como las demandas de actores externos a estos. Esto resultaría en una reconsideración de las relaciones de diferenciación funcionales verticales y horizontales, trayendo al centro del análisis la diferenciación del poder.

Finalmente, también conectando de manera directa con la economía política, Schimank (2013) ha desarrollado contra toda ortodoxia sistémica la provocadora idea de que una sociedad funcionalmente diferenciada es en definitiva una sociedad capitalista, y como tal caracterizada por la primacía del sistema económico (lo pueden leer en español aquí). Aquí nuevamente hay una conexión explícita entre marxismo y teoría de sistemas.

Se pueden encontrar más ejemplos y si se lee alemán esto es todo un campo. Lo cierto es que la “sociología de la economía” de la teoría de sistemas es interesante en sí misma y complementa otras agendas de investigación. Si pensamos en los estudios sobre los significados del dinero que han proliferado en los últimos años, por ejemplo, la teoría de sistemas y perspectivas más culturalistas podrían potenciarse para comprender la relación entre economía monetaria y relaciones sociales. Ciertamente la existencia de dinero como medio de comunicación simbólicamente generalizado no corrompe ni destruye necesariamente los vínculos sociales -como bien ha mostrado Zelizer, sino que genera nuevas maneras de reapropiación de este medio abstracto mediante el cual se sostiene el “trabajo relacional” de las personas. Sin embargo, si este “trabajo relacional” se constituye en gran medida a través de estos medios (o por el consumo, como sostendría Allan Warde), lo que parece también estar en juego es el hecho de que el acceso a los medios que en definitiva sostienen los estilos de vida y la reproducción cultural están supeditados a las lógicas “despersonalizadas” del sistema económico y las decisiones políticas. Con esto, también la inseguridad, incertidumbre y el riesgo propios de una economía monetaria se encuentran desigualmente distribuidos en la estructura social.

En definitiva, como sea que se mire, la pregunta por los rendimientos de la teoría de sistemas en sociología económica y la economía política sigue aún abierta para una audiencia importante. Bienvenidas sean las sugerencias, preguntas y agendas de investigación en esta dirección.

Felipe González

Referencias

Beckert, Jens, 2006: Interpenetration Versus Embeddedness. In: American Journal of Economics and Sociology 65, 161-188. <http://dx.doi.org/10.1111/j.1536-7150.2006.00446.x>

Beckert, Jens, 2012: Capitalism as a system of contingent expectations toward a sociological microfoundation of politica, MPIfG discussion paper ; 2012,4. Köln: MPIfG. <http://www.mpifg.de/pu/mpifg_dp/dp12-4.pdf>

Çalışkan, Koray/Michel Callon, 2009: Economization, part 1 shifting attention from the economy towards processes of economization. In: Economy and Society, 38 ; H. 33, S. 369-398.

Esposito, Elena, 2011: <<The>> future of futures the time of money in financing and society, <<Il>> futuro dei futures <engl.>. Cheltenham [u.a.]: Elgar.

Hessling, Alexandra/Hanno Pahl, 2006: The Global System of Finance. In: American Journal of Economics and Sociology 65, 189-218. <http://dx.doi.org/10.1111/j.1536-7150.2006.00447.x>

Krippner, Greta R./Anthony S. Alvarez, 2007: Embeddedness and the Intellectual Projects of Economic Sociology. In: Annual Review of Sociology 33, 219-240.<http://www.annualreviews.org/doi/abs/10.1146/annurev.soc.33.040406.131647>

Lapavitsas, Costas, 2011: Theorizing financialization. In: Work, Employment & Society 25, 611-626. <http://wes.sagepub.com/content/25/4/611.abstract>

Maurer, Bill, 2006: The Anthropology of Money. In: Annual Review of Anthropology Vol. 35.

Mayntz, Renate, 2013: Erkennen, was die Welt zusammenhält die Finanzmarktkrise als Herausforderung für die soziologische Systemtheorie, MPIfG discussion paper ; 2013,2. Köln: MPIfG. <http://www.mpifg.de/pu/mpifg_dp/dp13-2.pdf>

Pahl, Hanno, 2006: On the unity and difference of finance and the economy investigations for a new sociology of money. In: Towards a cognitive mode of global finance, S. 70-103.

Schimank, Uwe, 2013: La sociedad moderna: una sociedad capitalista funcionalmente diferenciada. In: Revista MAD – Universidad de Chile 28, 1-22.

Willke, Helmut, 2006: <<The>> autonomy of the financial system symbolic coupling and the language of capital. In: Towards a cognitive mode of global finance, S. 36-69.


[i] A diferencia de la(s) sociología(s) económica(s), la Economía Política -no la del “rational choice”, sino del institucionalismo histórico heredera de Polanyi- procede con una noción positiva de “la economía” como economía capitalista. Se preocupa por los distintos arreglos institucionales bajo los cuales se organizan la producción, circulación, intercambio y consumo (la economía) en un complejo entramado de mercados (trabajadores, capitalistas, etc.), Estados y ciudadanos (votantes). La “economía política capitalista” debe su lógica a la lógica abstracta del capital, y los mercados tendrían grados de autonomía por cuanto los beneficiarios de la acumulación capitalista intentarían expandirla a distintos ámbitos (mercantilización) y ejercer además su derecho a los retornos de la inversión. Esto no es una teleología o necesidad, sino un desarrollo histórico particular. Acá la noción de embeddedness  se conflacioanaría a la de countermovement.i Esta fijación en las lógicas de capital creo que acerca bastante a la economía política con la teoría de sistemas, como muestro un poco más adelante.

[ii] Con esta teoría de la observación, por ejemplo, Luhmann apuntaría consideraciones importantes para la sociología económica, tales como la incapacidad de la disciplina económica de prever su falta de reflexividad, dando cuenta de su carácter performativo una década antes a la publicación de “The Law of Markets” de Michel Callon; o que si bien el sistema de pagos es indiferente a consideraciones morales externas y los precios en que se expresa están vaciados de contenido, estos deben ser interpretados contingentemente por empresas, Estados y consumidores para realizar decisiones de pago, inversión o distribución, por lo que los fundamentos externos para reproducir la economía resultarían fundamentales para su reproducción. Esta sería el ámbito de la New Economic Sociology o la economía política.

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Comments

  • Hugo Cadenas  On September 18, 2013 at 6:30 am

    Muy interesante lectura de los aportes de la teoría de sistemas sociales a la economía. En efecto, el centro de estas lecturas, tanto en Luhmann como en Esposito y también en Baecker es el dinero como medio de comunicación simbólicamente generalizado. Por esta vía, y no siguiendo la estratificación de la producción de Marx o lo sustantivo de la acción económica de Polanyi por ejemplo, se ha desarrollado la teoría de la economía como sistema social. Esta decisión se ubica, en cierta medida, a medio camino entre una sociología del dinero heredera de Simmel y una ciencia económica moderna especializada en los mercados financieros. Esta estrategia no es una novedad en la teoría de sistemas sociales, la sociología del derecho de Luhmann, por ejemplo, es tanto una sociología de las expectativas normativas, como una teoría jurídica de las normas. En ambos casos, derecho y economía, se asume una declarada actitud interdisciplinaria. Queda por comprobar si esta estrategia es la más adecuada y si verá frutos, como sí en cambio, en el campo del derecho.

  • joseossandon  On September 18, 2013 at 1:25 pm

    gracias Felipe, sin duda hay mucho que pensar en este dialogo que propones entre las diferentes sociologías económicas y la sociología del sistema económico de Luhmann. Me quede pensando en los siguientes puntos.

    Primero, no se si me convence la idea de que la sociología económica no se ha preocupado por la diferenciación de la economía. De acuerdo, hay un primer paso desdiferenciador – tanto en Granovetter como en la ANT temprana (i.e. seguir conexiones)- pero creo que tanto en gente como White (y su preocupación sobre el “desacople”) y en Callon y cia y la economización hay un intento por hacerse cargo por la continua producción de lo económico como un tipo particular de interacción social. Se me ocurre un poco como el arte en Luhmann, donde cada nueva comunicación se cuestiona su caracter artístico, pero al mismo tiempo lo reafirma.

    Segundo, muy de acuerdo en que en el trabajo de Luhmann y la gente que mencionas hay cosas muy interesantes para entender temas como riesgo, expectativas, finanzas y el dinero. Lo que falta es mayor esfuerzo por hacer discutir esto con el resto de la sociología que se ha preocupado por estos asuntos. Es muy destacable en esta direccion lo que he está haciendo Esposito quien directamente esta discutiendo/conversando con MacKenzie. Eso sí para que esta comunicación prospere es necesario un gran esfuerzo no solo conceptual como el de Esposito sino que principalmente metodológico (algo de esto intentamos decir hace tiempo con I Farias acá http://www.icso.cl/images/Paperss/ossandon2.pdf). Mi impresión es que lo que separa a la sociología a la Luhmann de las otras sociologías económicas no es tanto los conceptos sino que la manera de hacer sociología. Para la gente que hace teoria de sistemas pareciera que la buena sociología es desarrollar un marco conceptual coherente; mientrás que a la SE post callon es mucho más etnográfica y “case based” y la NSE mucho más cuantitativa. Creo que el trabajo de traducción tendrá que ser a este nivel (por ejemplo, vïa lo que esta haciendo D. Stark acá: https://estudiosdelaeconomia.wordpress.com/2013/05/23/paying-attention-to-observation-theory/)

    Tercero, algo a explorar puede ser que la centralidad de los precios en la concepción de la economía en Luhmann quizás podría ayudar a entender mejor la noción de mercados y la centralidad ahí de los precios de Hayek. Quizás Luhmann tiene algo de Austriaco 🙂 a la hora de pensar la economía.

    De todas formas hay mucho más que seguir pensando sobre todo esto.

  • felipegonzaleztkd  On September 19, 2013 at 6:41 pm

    Gracias por los comentarios José, voy a revisar con calma lo que hace Stark. Como dices tú, este trabajo de traducción me parece de lo más importante. Sin duda el primer paso es recorrer campos de investigación muy desconectados y reconocer luego cuáles son las distintas ontologías en juego, formas de construir los objetos de investigación, proveer explicaciones satisfactorias, etc. Implica todo un trabajo propio de la filosofía de la ciencia!

    Con respecto a la diferenciación, evidentemente hay mucho de esto en las sociologías económicas, partiendo porque estudian una forma de coordinación específica, el intercambio de mercado para el que hay que generar determinados marcos y calcular. Esto sería ciertamente distinto de un intercambio afectivo o un ritual religioso (no todo es un potlach!). Pero no se trata tanto de eso. Creo que el problema de la diferenciación apunta también a construir el objeto de una manera distinta. Desde una teoría de la diferenciación se trata de concederle a “la economía” un status ontológico diferente a lo que tradicionalmente se entiende como sus componentes (el explanandum tradicional): los intercambios, fórmulas, mercados, cálculos, empresas, etc. La sociología económica post-callon es fértil en la descripción de aspectos o espacios específicos de “la economía” (los programas, diría Luhmann), especialmente con su enfoque meticulosamente puesto en la co-producción diaria de “lo económico”. Pero justamente esto último, la existencia “lo económico”, en cierta medida finalmente no se explica, sino en gran medida se asume como dato que hay que reconstruir (y se hace muy bien). Uno puede preguntarse, por ejemplo, por qué hay en la sociedad moderna esfuerzos o presiones tan sistemáticos por “economizar”; de dónde viene el afán de “tornar las cosas calculables”; de dónde vienen las presiones por generar utilidades; por qué la mayor parte de los intercambios no se pueden generar sin dinero en una economía moderna; por qué especulaciones en la bolsa de Chicago mata gente de hambre en países subdesarrollados; por qué se vende el trabajo, etc. Sin perjuicio de que los antropólogos registren muchas maneras distintas de calcular o intercambiar bienes, el hecho básico que una teoría de la diferenciación explica -pero no la actual sociología económica- es por qué si voy a comprar pan al negocio de la esquina necesito dinero y por qué debo levantarme a trabajar todos los días. En esto el problema de la diferenciación apunta a una agenda totalmente distinta. Creo que lo que aleja esta sociología económica con la teoría de sistemas tiene que ver con el rechazo de la ANT a las ontologías de “lo social”, que en este caso sería tanto un sistema como un campo económico.

    En tanto teoría de la diferenciación, la teoría de sistemas representa una teoría “de la economía” porque permite alcanzar niveles analíticos muy distintos y relacionarlos en un marco común: economía global, la relación entre hogares y mercados, las empresas en los mismos mercados, los precios, los economistas, el Estado, etc. Por eso, pienso que se acerca en algunos aspectos mucho más a la Economía Política que a la sociología económica del actor red. De todos modos, y esto es lo importante, creo que la teoría de sistemas no podrá proveer una descripción exhaustiva de la economía contemporánea si no considera el actual acervo de la SE (pre o post-Callon). Creo que si bien la investigación en teoría de sistemas puede tener mucho de “elegancia conceptual” y teórica, uno puede perfectamente hacer uso de la teoría para responder o enmarcar preguntas de carácter explicativo y/o descriptivas que provienen de otras maneras de hacer sociología económica (o en general).

    Por último, es cierto, es notable la afinidad que existe a primera vista entre la teoría de sistemas y la economía neoclásica. Esto lo han notado economistas más heterodoxos que se han fascinado con Luhmann (ver éste por ejemplo. o acá otro modelando). Aun así, creo que el tema da para ser investigado más de cerca. Aunque mi impresión es que la equiparación con los monetaristas u otras versiones políticamente más conservadoras de la economía neoclásica es un señuelo fácil de morder, eso sigue siendo una pregunta abierta!

  • joseossandon  On September 23, 2013 at 10:11 am

    Gracias Felipe, otros tres puntos medios inconexos, pensando en voz alta luego de tus muy interesantes respuestas,

    Uno,
    ” por qué la mayor parte de los intercambios no se pueden generar sin dinero en una economía moderna; por qué especulaciones en la bolsa de Chicago mata gente de hambre en países subdesarrollados; por qué se vende el trabajo”.

    Sin duda son preguntas claves y entiendo que tienen mucho que ver con el tipo de integración que estás pensando en tu propio trabajo y con la utilidad de pensar o no juntos tipos tan diferentes de hacer investigación económica como las SE a la NES o NNEE, la teoría de sistemas de Luhmann y la economía política. Pero esto se dificulta más por el hecho de que no es que cada uno de estos modos de estudio se hagan cargo de un nivel particular de la vida social, sino que cada uno abre diferentes modos de aproximarse a las preguntas que te haces. De acuerdo que las sociologias ecónomicas a la NES o NNES no se preocupan mucho de responder este tipo de asuntos, pero hay buenas excepciones. El libro de Mitchell Carbon Democracy intenta algo así. Aunque claro en particular desde Callon y cia esto implicaría conectar en un sentido específico la Bolsa de Chicago y el hambre; ya que más que dar con principios generales se trataría de reconstruir cadenas de asociaciones que pueden incluso ser globales. Quizás más cerca de la historia que de la economía política. La economía politica en cambio ha intentado dar con principios generales que explicarían o caracterizarían determinado momento o Luhmann se interesó más por la clausura operativa (e inevitable ceguera) de un sistema económico que funciona como una red de pagos con el dinero como medio simbólico. Lo difícil es decidir si es posible y como hacer trabajar estos diferentes métodos juntos.Mi susto al respecto es que el tipo de resultado sea una teoría social construida a partir de bloques tipo Habermas; cuyo principal valor es el edificio conceptual y no lo que uno pueda o no hacer con ella.

    Dos, sobre la diferenciación… quizás un tema importante sobre el que Luhmann, al menos a mi juicio, es ambiguo es sobre el peso ontológico de sus sistemas funcionales. Son como los campos, áreas estables diferenciadas de la vida social? O la diferenciación es más bien un proceso performátivo a la Butler? Como senhala Passoth en su artículo en Comunicaciones, Semánticas y Redes uno puede encontrar indicios en ambas direcciones en diferentes partes de la obra de NL. Y con ello varía que tan cerca uno lo puede situar con respecto a sociologías más o menos post-estructuralistas. Y claro también con el gusto del investigador; por ejemplo yo intentaría una conexión más micro por el lado de pensar la noción de medio simbolicamente generalizado como código que no solo funciona como medio de pago pero también se inscribe socio-materialmente.

    Y de Luhmann y el pensamiento neo-clásico, quizás más que monetarismo , podría ser más interesante conectarlo/ hacerlo discutir con gente como Hayek; pero bueno ese es tema para otro post.

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  • By Feliz 2014 | Estudios de la Economía on January 6, 2014 at 11:21 pm

    […] etnografía e informantes muy reflexivos. Informes de lecturas sobre variedades del capitalismo y teoría de sistemas. Además muy buenas entrevistas (con D. Beunza, G. Eyal, T. Mitchell, Y. Millo, M. A. Garretón, C. […]

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