La literatura sobre variedades de capitalismos vino a revolucionar la investigación en economía política comparada, qué duda cabe. No sólo ha permitido aprehender los fenómenos económicos recientes desde una mirada que trasciende la mera descripción de cómo operan -o fallan- los mercados (por ejemplo, ver este post previo sobre la crisis financiera). También ha permitido una suerte de ordenamiento de la investigación en torno a temas que han puesto nuevamente en el tapete el estudio del capitalismo como fenómeno social e histórico, su desarrollo geográfico desigual, y su relación con otras formaciones sociales como el estado-nación y la democracia. En un post anterior me referí a este proceso analizando brevemente la emergencia de una literatura sobre variedades de capitalismo en la periferia. En este post quisiera compartir algunas notas sobre dos volúmenes recientes que constituyen a mi juicio una enorme contribución a esta literatura. El primero es el de Sebastián Etchemendy “Models of Economic Liberalization. Business, Workers, and Compensation in Latin America, Spain and Portugal” (ver in extenso mi recensión en RCP). El segundo es el de Dorothee Bohle y Béla Greskovits “Capitalist Diversity on Europe’s Periphery”, ganador del prestigioso premio Stein Rokkan al mejor trabajo en ciencia social comparada este año.
El punto de partida en ambos casos es la pregunta por la emergencia de la diversidad, y la relación entre varieties y commonalities. En Iberoamérica, los procesos de ajuste estructural y liberalización tuvieron componentes similares en cuanto a las políticas económicas que se adoptaron, pero muy diferentes fueron las coaliciones de actores que las hicieron posibles y las estructuras institucionales que estas generaron. Etchemendy explica estas diferencias a partir de dos variables: el tipo de régimen político que llevó a cabo las reformas (democrático o autoritario), y el poder de los actores del modelo previo de Industrialización Sustitutiva de Importaciones al momento de dichas reformas. De este modo encuentra tres modelos típicos de liberalización: el estatista (representado por España y Brasil), el corporativo (en el caso de Argentina y Portugal) y el de mercado (Chile y Perú). Adicionalmente añade el caso de México como un modelo mixto que combina elementos de los tres. Estos modelos de liberalización se diferencian en la forma en que aplicaron las políticas (orientación estatal o concertación en democracia, imposición estatal bajo regímenes autoritarios), los actores que hicieron posibles dichas políticas (los actores ISI cuando estos eran fuertes o nuevos actores cuando aquellos se encontraban debilitados), y el tipo de medidas compensatorias que reciben a cambio de su apoyo (subsidios o cuotas de mercado).
En el caso de Europa del Este[1], no se trató únicamente de un set de políticas económicas similares. Estos países tuvieron que construir simultáneamente una economía de mercado, una democracia política y el estado-nación. Esta triple transición significó de acuerdo a los autores, una sobrecarga de desafíos a los que las elites políticas respondieron por medio de una interpretación –positiva o negativa- de los legados del socialismo en cada país en términos de su industrialización trunca y las políticas de bienestar, la integración social –incluida la de distintos grupos étnicos a un estado nacional-, la forma de integración al capitalismo trasnacional, entre otros. El resultado fueron tres regímenes distintivos de economía política: rechazo del pasado soviético y de las políticas sociales, exclusión de minorías, y crecimiento basado en un sector financiero internacionalizado en el régimen neoliberal de los países Bálticos; re-invención del legado industrial, sustento de la integración social a través de la mantención de un estado de bienestar desbalanceado y atracción de capital extranjero en el sector manufacturero, en el “neoliberalismo incrustado” (embedded neoliberalism) de los países denominados “Visegrad” (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría); re-invención del legado industrial, integración y diálogo social a través de políticas de concertación, e integración internacional a través de capital doméstico, en el régimen neocorporativo de Eslovenia. Los autores también incluyen países con rasgos mixtos como Rumania, Bulgaria y Croacia. Además, analizan los principales desafíos que estos regímenes presentan en términos de desarrollo y cohesión social, el impacto diferenciado que significó la integración a la Unión Europea en cada uno de ellos, como también la manera en que los afectó la reciente crisis financiera internacional. Adicionalmente, basado en los estudios sobre el capitalismo de Karl Polanyi y tomándose en serio la metodología weberiana de los tipos ideales, cuantifican la tensión entre mercados, democracia y estado de manera de presentar un concepto de variedades novedoso y cuantificable empíricamente.
Ambos volúmenes comparten características fundamentales que los alejan de los estudios de variedades de capitalismo tradicionales y les permiten despachar rápidamente dos críticas fundamentales a estos. En primer lugar, mientras que estos últimos constituían más bien agregaciones de análisis de capitalismos nacionales, tanto Etchemendy como Bohle y Greskovits hacen un trabajo verdaderamente comparado, esto es, presentan una panorámica que cubre una gran cantidad de países de una región al mismo tiempo (Iberoamérica el primero, Europa del Este-Central los segundos) lo que permite pensar en conjunto las variaciones del capitalismo y sus rasgos comunes. En segundo lugar, ambos se hacen cargo de lo que autores como Levitsky y Murillo llaman “variación en la fortaleza institucional”, esto es, si bien los capitalismos en la periferia también se cristalizan en configuraciones institucionales relativamente duraderas, estas son más frágiles y susceptibles de manipulación por parte de actores societales. Esto impone una consideración especial por las dinámicas políticas asociadas a la emergencia y cambio de dichas configuraciones, especialmente luego de las enormes transformaciones que significaron las reformas económicas neoliberales y la democratización política. Por último, ambos utilizan de manera muy acertada una combinación entre métodos cuantitativos y cualitativos, y se pueden situar dentro de la denominada literatura sobre institucionalismo histórico donde abundan conceptos como el de critical juncture y path dependency.
Finalmente, más allá de resaltar sus puntos débiles, me interesa rescatar algunas complementariedades entre ambos trabajos que permiten pensar en la relevancia de agendas de estudio de los capitalismos periféricos en perspectiva comparada. Mientras Etchemendy pone su acento en coaliciones distributivas y la fortaleza de trabajadores y empresarios organizados en la generación de los regímenes liberalizados de Iberoamérica, ello es más difícil en el caso de Europa del Este dado el carácter emergente de los grupos sociales basados en clases y de sus intereses. Sin embargo, mientras Etchemendy descuida los aspectos transnacionales que afectan la relación entre capital y trabajo a nivel doméstico, Bohle y Greskovits ponen un acento particular en los factores de cambio institucional asociados a procesos de integración transnacionales, por ejemplo aquel que representa la Unión Europea para los países de Europa del Este, y en los actores transnacionales que operan en la formación de regímenes a nivel doméstico (principalmente empresas transnacionales en sus movimientos de re-locación).
La lectura en clave complementaria de estos dos trabajos hace recordar aquel viejo clásico del estudio de la economía política y el desarrollo en América Latina. Las posibilidades de desarrollo de los países de la periferia capitalista se juegan en los intersticios que dejan las dinámicas globales y las luchas políticas domésticas. Cada régimen o modelo parece exitoso en ciertos aspectos y contradictorio en otros. Todos son extremadamente vulnerables a los vaivenes de la economía global, y extremadamente frágiles son también los proyectos que se puedan fraguar tanto a nivel nacional como regional. En suma, dos volúmenes muy potentes tanto en lo empírico como en lo conceptual, que vienen a fortalecer el estudio comparado del los capitalismos de la periferia.
[1] Los autores se centran en los países del Este-Central, es decir, aquellos que lograron integrarse a la Unión Europea en las últimas rondas de integración.
Comments
Gracias Aldo, al menos para mi que generalmente no leo mucho de este tipo de literatura es un post muy informativo. Me quedé pensando en dos preguntas más generales para ti.
Primero, además de “variedades del capitalismo” uno podría pensar en algo así como variedades de Weberianismos o Polanyi. En el sentido en que el trabajo de ambos autores es clave aunque se actualiza de modos muy diferentes en distintos tipos de estudios de la economía hoy. Como muestras, ambos son claves para la economía política comparada, pero sin duda son también muy importantes en la nueva sociología económica (ya sea en gente tipo Granovetter como en el nuevo institucionalismo de DiMaggio etc) y en la “nueva nueva” sociología económica de Callon en adelante (performatividad, etc). Pero no me queda claro que tanta comunicación o que tan comunicable son estas diferentes tradiciones (algo de esto de hecho habló Stefano con Stark acá: https://estudiosdelaeconomia.wordpress.com/2013/04/24/on-valuing-networks-and-dissonance-an-interview-with-david-stark/). Pero me interesa saber que dices tú, crees que sea necesario ampliar la comunicación entre estas diferentes escuelas y si estás haciendo algo de eso en tu trabajo?
Segundo, al final de tu post hablas de “Las posibilidades de desarrollo”. Como te enfrentas a la palabra “desarrollo”. Es algo a lo que buscas dar contenido (desarrollo = x) o es algo que enfrentas reflexivamente (en x país “desarrollo” se ha entendido de y formas o pasó de ser entendido como y y luego como z)?. Y más generalmente, crees que la sociología debería intentar dar con un tipo de definición operativa de desarrollo? (considerando que los economistas por ejemplo han sido bien exitosos en esto).
Slds!
Hola José gracias por tu comentario. Sobre la primera pregunta, hay algunas comunicaciones interesantes. Por ejemplo, el concepto de “complementariedades institucionales” en VoC es análogo al de isomorfismo de DiMaggio, Meyer y otros, y de hecho en trabajos críticos a VoC como los de Colin Crouch y otros se discute en esa línea (ver aqui por ejemplo http://ser.oxfordjournals.org/content/3/2/359.abstract). Es un concepto que ha sido objecto de mucha crítica (el de complementariedades), y aunque personalmente adhiero a buena parte de esa crítica, sigo pensando que es sumamente atractivo. Yo en verdad no estoy tan metido en lo de la comunicación, para serte franco. Probablemente a quien habría que preguntarle más sobre esto es a Felipe González.
Sobre lo segundo, el comentario estaba enmarcado en hacer el link con trabajos como el de Cardoso y Faletto. Te confieso que no me meto más allá que eso con la noción de desarrollo –y en realidad en mi caso es más bien un corolario más que un objeto de investigación en sí. Me parece relevante como se actualiza esa vieja temática y se vincula ahora con lo de variedades. Por ejemplo, hay un artículo en la línea de llevar VoC a Europa del Este donde -en un paralelo bien interesante con B. Schneider- se cataloga a los países de Europa del Este como “dependent market economies, DME”. Hay otro artículo de dos profesores húngaros que tradujimos con Stefano (http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sociologia/numerosAnteriores.html#v6) donde intentan entrarle al concepto de desarrollo desde varios ángulos dentro de esta misma corriente. Creo que lo más sociológico es la noción de “cohesión social” que también se encuentra en muchas de las cosas que hizo CEPAL hacia fines de los 2000. En ambos casos se trata de operativizar el concepto, aunque no se que tan exitosamente ni cuanta relación tenga con la idea de “desarrollo”. Saludos!
Hola Aldo, muchas gracias por el post, muy completo. Conocía el libro de Etchemendy, pero no el de Bohle y Greskovits. Comparto tu impresión sobre las varias virtudes del libro de Etchemendy, especialmente su capacidad de superar los referentes nacionales para desplegar un comparativo de las variedades de capitalismos entre varias naciones. Ahora, en estos ejercicios comparativos pienso que la mirada nacional de cada autor a fin de cuentas se manifiesta de una u otra manera. En el caso de Etchemendy, por ejemplo, su foco en los mecanismos de compensación que viabilizaron los procesos de marketizacion y el peso que tenían los sectores industriales en el período ISI, evocan claramente las claves para entender la experiencia argentina. Reconocer ese origen de la mirada en ningún caso invalida el comparativo, solo me parece interesante resaltar que finalmente ese lugar suele hacerse visible.
Sobre la litertura misma de las variedades y comunalidades de capitalismo me pareció interesante la observación que haces sobre la aparente fragilidad de las configuraciones institucionales y su suceptibilidad a la manipulación de actores societales. En qué casos estas pensando específicamente?
Saludos!
Hola Tomás, gracias por el comentario. Totalmente de acuerdo con el comentario sobre Etchemendy. Claramente se ve la mano de sus trabajos anteriores sobre Argentina y casi hasta se le podría seguir la pista de cómo pensó y resolvió su problema de inv. En mi caso creo que es similar, aunque el problema es que cuando trabajas con países tan distintos a los de Am.Lat como Europa del Este, hay que tener doble cuidado en no proyectar o forzar demasiado las explicaciones.
Sobre tu pregunta, más que de casos concretos la idea viene principalmente de problematizar la noción de path dependency, super usada, pero con muchos bemoles y harta discusion al interior mismo del institucionalismo histórico de si es la mejor manera de conceptualizar la continuidad y cambio institucional. Bohle y Greskovits parten su crítica a VoC y sus extensiones a Europa del Este precisamente de esa manera: no se puede aplicar un marco conceptual donde las instituciones juegan un papel central, a contextos donde estas estan apenas emergiendo, o donde tienen un carácter más fluido que en los países capitalistas más avanzados. Mi intención es poner el acento en la capacidad de las crisis (principalmente económicas) de poner en duda dicha continuidad, y ahi las posibilidades que se abren a ciertos actores de tomar las riendas del cambio, o de los compromisos y la continuidad. Con esto en mente se pueden hacer algunos paralelos. Piénsese en Chile y Argentina el 81-3′, 89-90′, etc.
saludos!
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[…] biólogos y mercados, etnografía e informantes muy reflexivos. Informes de lecturas sobre variedades del capitalismo y teoría de sistemas. Además muy buenas entrevistas (con D. Beunza, G. Eyal, T. Mitchell, Y. […]