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Cultura y Economía: itinerario de dos conceptos

El último número de Revista Observatorio Cultural del Departamento de Estudios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, incluye el artículo de Tomás Ariztía “Cultura y economía: itinerario de dos conceptos”. Comienza así:

“Conceptos como industrias creativas, industrias culturales o economía de la cultura se han vuelto recurrentes en la conversación sobre el campo cultural y las políticas culturales. Suelen ir  asociados a la idea que las actividades culturales pueden ser definidas como actividades  económicas y, por lo tanto, son factibles de un análisis de este tipo. Esta conexión cultura/economía no es tan evidente, sin embargo. O al menos no lo ha sido para buena parte de la sociología. Por ejemplo, el concepto de industrias culturales nace justamente para criticar la injerencia de la lógica económica en el ámbito de la cultura. Quienes primero hablaron de industria cultural (Adorno, Horkheimer y la Escuela de Frankfurt) lo hacían para denunciar los efectos de la expansión de la lógica comercial a la cultura. Más allá de las críticas que se puedan hacer a sus análisis —como en el caso de la Escuela de Frankfurt, su noción elitista de cultura— su interés en problematizar y examinar las conexiones entre economía y cultura es un desafío hoy más que vigente. Sobre todo en países como el nuestro en donde el lenguaje económico neoclásico es la doxa dominante por ya varias décadas”. Continue reading

Neoliberal electricity: economics and the purification of energy

March 5th will be the fifth 2013-2014 meeting of the Copenhagen Markets and Valuations Group*. We will be visited by Manuel Tironi (CSISP – Goldsmith, University of London – Instituto de Sociologia, Pontificia Universidad Católica de Chile) who will present and discuss his paper: “Neoliberal electricity: economics and the purification of energy”. March 5th 10:00-12:00, Department of Organization, Copenhagen Business School, Kilen, Kilevej 14A, 4, 2000 Frederiksberg. Room: Kilen, K4.74. The seminar is free and open for participation, but it is expected that participants have read the circulated material. To attend, please register with seminar.ioa@cbs.dk (please mention the name of this seminar in the subject of your email) and you will receive the readings. Continue reading

Bachelet 2014: ¿un gabinete para cuestionar la naturalización de la economización?

En un reciente análisis sobre la composición de los gobiernos de la Concertación, Dávila, Olivares y Avendaño señalan que los economistas, en particular cuando titulares de PhD, son muy proclives a encontrarse en los “ministerios económicos”. Constatan al contrario que “el hecho de ser economista disminuye las posibilidades de ser titular en alguna cartera social o mixta” (Dávila, Olivares Lavados, & Avendaño, 2013). Más allá de esta observación, me ha llamado la atención la categoría misma de “ministerio económico” que ocupan los autores. En este post, desarrollo una reflexión sobre esta categoría como manifestación de un proceso de “economización” de la política que le subyace. Luego, y aprovechando la coyuntura electoral, la vinculo con una reflexión prospectiva sobre un futuro gabinete de Michelle Bachelet[1], interrogándo sobre una posible inflexión en el perfil de los titulares de estos cargos llamados económicos, en base a la composición del comando.

El punto fundamentalmente interesante – y discutible – en la relación establecida por estos autores está en la misma clasificación de los ministerios. ¿Cuáles son, según ellos, estos “ministerios económicos”? Por supuesto Hacienda  y Economía aparecen en primer lugar, pero también Trabajo, Energía, Medio-Ambiente, Obras Públicas y Transportes y Telecomunicaciones entran en la categoría. Al contrario, Salud, Educación, MIDEPLAN y Vivienda serían ministerios “sociales”. El restante son “políticos”. ¿Cuál es el criterio que sustenta estas categorías? ¿Existiría algún definidor universal respecto a estas materias?  Continue reading

¿Y qué era lo económico de la sociología económica? Notas sobre las sociologías económicas y la teoría de sistemas.

A principios de septiembre la revista MAD-Universidad de Chile publicó un número dedicado en parte a Luhmann y la economía. En este post quisiera compartir un par de reflexiones nacidas de dichas lecturas y socializar también algunas perspectivas que tienen menos circulación en las conversaciones de este blog. Continue reading

Can the pipe speak? An interview with Timothy Mitchell

Image from: columbia.edu

Image columbia.edu

Timothy Mitchell is a political theorist and historian and currently a professor and chair of the Department of Middle Eastern, South Asian, and African Studies at Columbia University. Mitchell’s research has focused on the Middle East, particularly Egypt’s recent history, but his work on subjects such as the making of modernity, the material and technical politics of modern States, and the role of economics and other forms of expert knowledge in governing collective life has influenced scholars from different “areas”, including certainly several of the contributors of this blog. In the interview podcasted in this post, which was carried out in Columbia University last January 24th, we discuss Mitchell’s work in chronological order[i], from Colonising Egypt (1991) to Carbon Democracy (2011). Enjoy! Continue reading

Neoliberal electricity: energy, experimentation and the purification of the economy

[Pido disculpas por lo largo y desordenado del post: es un copy/paste de un paper en construcción y de apuntes para una presentación en el último ISA en Buenos Aires, más inserciones varias para hacer el texto algo más legible].

Introduction: neoliberalism in the making

In 1975 the Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) submitted to government evaluation the Plan de Energía Nucleoeléctrica (PEN), a detailed technical and economic program to introduce the first commercial nuclear plant by 1989. By the mid-1970s the PEN had become one of the most important and ambitious technological programs in the country. Embedded in the ambience of fascination towards (nuclear) technology that had imbued Latin America, and propelled by the geopolitical race against Argentina, the Chilean government – particularly during Pinochet’s military regimen – trained several dozen army engineers in nuclear operations and engineering, signed multiple assistance and research agreements, created extended networks of institutional and technical allies, and, more importantly, enrolled ENDESA and CHILECTRA – national symbols of Chile’s technological capabilities – imbuing the PEN in an epic narrative of technological and industrial development. The PEN seemed not only necessary, but inevitable given its inertia: the technological momentum of the PEN was too strong to stop the motion of events. All the pieces were aligned and a lot of effort had been invested: the PEN had built an irrevocability that seemed impossible to revert. But it was: in 1979, the Comisión Nacional de Energía (CNE), established the year before by the arriving team of Chicago-trained economists to explicitly “transform the energy sector into a market”, drafted a 220-pages document arguing for the cancellation of the NEP.

The story about the cancellation of the PEN can be told in several ways. Here I will choose one in particular: a story about neoliberalism in Chile. But in lieu of understanding neoliberalism as an epochal and abstract force, the case at hand lends itself to inquire neoliberalism as a set of situated material and knowledge practices – and therefore unfolding in specific sites and through specific controversies. Continue reading

Escalas, temporalidades y significados del neoliberalismo en la sociología de los economistas

Al menos dos tradiciones distintas parecen haberse abocado en los últimos años al estudio de los economistas y de su singular protagonismo en este último ciclo capitalista. Sus diferencias (y las dificultades para compatibilizarlas) me parecen remitir al modo diverso en que recortan sus escalas y temporalidades de análisis así como a los significados que atribuyen a los expertos y el neoliberalismo. Continue reading

Los riesgos de la metáfora económica

Estimad@s,

Me permito informarles de un debate publicado en El Mostrador acerca del uso de la teoría de los contratos en las políticas públicas (aquí). El texto retoma una columna de Jorge Fábrega publicada en este mismo medio.

Saludos cordiales a todos

Alvaro

Economistas en “Produciendo lo Social”

La semana pasada fue la Conferencia Produciendo lo Social en UDP y a mí me tocó coordinar uno de los ejes que tuvo como tema principal, aunque no exclusivo, el rol de los economistas y la economía en Chile y América Latina. Los siguientes párrafos son mi particular intento de organizar lo que oí durante el día. Fueron en total 16 presentaciones en las mesas más las dos ponencias principales, y por cierto no pretendo un resumen acabado, en cambio lo que intentaré es conectar las ponencias con el tema del eje, organizándolas en cuatro temas, y sugiriendo algunas preguntas de investigación abiertas a partir de cada uno de ellos. Los temas son: economía y su consolidación profesional, economistas como agentes híbridos, la producción de la economía, y los límites del expertise.

En su intervención V. Montecinos sugirió dos grandes tareas pendientes para mejorar lo que se sabe sobre los economistas: mejorar el trabajo de archivos y hacer más análisis comparado. En la primera dirección se orientó la presentación de O. Mac-Clure quien discutió el papel de un intelectual francés, Courcelle-Seneuil, en el desarrollo temprano de la economía como disciplina en el siglo XIX en Chile. Mucho más tarde en el día presentó P. Blois quien revisó los conflictos asociados con la re-institucionalización de la sociología en Argentina después de la dictadura militar. El trabajo de Blois se enfocó especialmente en la forma como los jóvenes sociólogos lidian en su vida profesional con la muy particular manera de presentar la profesión en la formación de la UBA. Considerando estos trabajos juntos, resultaría interesante preguntarse por posibles comparaciones entre la consolidación de las diferentes disciplinas: en particular, comparar la emergencia institucional de la economía con la de la sociología en distintos países, como también, cómo los practicantes de ambas carreras lidian con las particulares definiciones de la profesión que han recibido en sus respectivas instituciones. Tengo entendido que otro de los presentadores, G. Beltrán, ha realizado un ejercicio de este tipo para el caso Argentino.

Las presentaciones de Joignant, De Cea & Gayo y J. Gilbert se enfocaron en el papel del conocimiento experto en la política. Específicamente: Joignant estudió como categorías y modelos de las ciencias sociales (como la teoría de juegos o de la democratización) fueron utilizadas en los documentos de trabajo semanales de la Presidencia de Chile a principios de los 90s; De Cea & Gayo, por su parte, analizaron la forma como el trabajo de dos sociólogos, Brunner y Garretón, se ha visto plasmado en la institucionalidad cultural creada durante el gobierno de Lagos; mientras que  Gilbert comparó el papel de los cientistas políticos en el gobierno en Chile y Bolivia. M. Garate, C. Cabrera y Pinilla & Godoy discutieron sobre los think tanks. Garate profundizó en la historia de CIEPLAN, y el papel de las discusiones entre economistas en la constitución de un “consenso” anterior a la vuelta de la democracia en Chile; Cabrera analizó el discurso de tres think tanks en Argentina utilizando la perspectiva de P. Bourdieu; y finalmente, Pinilla & Godoy sugirieron una tipología para la clasificación de este tipo de organizaciones, la cual luego aplicaron al caso de Chile hoy. Cabe mencionar en este contexto también el trabajo de G. Beltrán quien discutió el papel de los economistas en la creciente industria de las consultoras de mercado en Argentina, señalando como en este caso las credenciales técnicas son combinadas con otros signos, tales como la forma de presentación personal, a la hora de evaluar la performance de estos actores. Todos estos trabajos comparten un énfasis en el rol de los expertos fuera de la universidad, destacándose el papel de tres grandes figuras: el intelectual público (relacionado en algún momento con FLACSO y otras ONGS), el economista que asesora políticas desde los think tanks, y los expertos de las consultoras de mercado. Creo que sería interesante ampliar las conexiones entre estas las literaturas enfocadas a cada una de estas figuras: particularmente, parece inexplicado hasta ahora, ¿cómo fue la convivencia de instituciones como CIEPLAN y FLACSO durante la dictadura?, y más generalmente, cuales son las redes y barreras simbólicas entre estos tres tipos de espacios híbridos en los cuales se desempeñan economistas y otros cientistas sociales.

Un tercer grupo de trabajos se enfocó en la producción de un mundo económico por la economía, el trabajo de Farías et al y el mío se conectan con el término performatividad utilizado en la sociología de las ciencias, mientras que el de Sisto & Nuñez con la discusión post-Foucault de la govermentalidad. El trabajo de Farías et al analizó la producción práctica de un mercado de viviendas después del terremoto en Chile, prestando especial atención a como la organización de este proceso se ha enfrentado al problema de atraer inversionistas y producir competencia. Mi presentación, de la que ya he hablado antes acá, mostró como la economía ha sido un agente clave en la creación y evolución del mercado de seguros de salud en Chile. Sisto & Nuñez, por su parte, discutieron la producción en las políticas sociales y educativas de un “sujeto emprendedor”. En este tercer contexto me parece central ir aumentando al acervo empírico sobre el papel del conocimiento económico en diferentes mercados, y en particular, sobre un tema que no ha sido muy estudiado desde la discusión de performatividad (aunque una muy buena es Mitchell), a saber, la producción de mercados cómo política pública. A su vez, resultaría interesante ampliar las comparaciones entre procesos de producción del homo-economicus tradicional y el “sujeto emprendedor” (o lo que Callon denomina como el homo economicus 2.0). Mi impresión es que mientras el hombre imaginado por las políticas de economistas a la chicago es un actor con curvas de utilidad en la mente, el segundo es más sensible, y de hecho, co-producido por otras disciplinas menos duras como la psicología. En este contexto, podría ser interesante la comparación con el trabajo de D. Fridman sobre Argentina.

Finalmente, en un cuarto grupo pueden ser agrupadas las presentaciones de F. Neiburg, E. Simbuerger y H. Guerra. Neiburg sugirió una doble crítica al uso de la noción de performatividad. Por una parte, este término repetiría lo que otros conceptos ya han dicho (por ejemplo Simmel habló de “circularidad”) y, por otra, exageraría el rol del conocimiento experto en la economía. Según Neiburg, quien discutió esto a partir de dos casos en Brazil y Haití, no sólo es central estudiar la producción de dispositivos económicos  (por ejemplo: índices de inflación de precios) y las controversias expertas que rodean este proceso, sino que también las múltiples y muy complejas formas de cálculos económicos prácticos (por ejemplo: diferentes tipos de monedas cotidianas) y la forma cómo ambos dominios interactúan. Simbuerger discutió, a partir de una serie de entrevistas en Inglaterra, cómo los sociólogos académicos extranjeros han tenido que lidiar con el etnocentrismo de la disciplina que ejercen. Y. finalmente, Guerra contó como él mismo tuvo que transformar sus categorías al enfrentarse a su trabajo etnográfico en Mozambique, esto pues algunos conceptos simplemente no servían y otros – como sociedad civil y genero-, eran utilizados de una forma muy distinta por los actores que él estudió. Esta última serie de trabajos entonces enfatiza sobre los límites en el análisis empírico del conocimiento experto, abriendo otras preguntas al análisis de la economía. A mi juicio resulta particularmente interesante ampliar los análisis sobre la co-existencia de múltiples dispositivos de cálculo económicos (por ejemplo: créditos formales e informales que actúan juntos), cómo también, el análisis de la forma como los economistas lidian en la práctica con los límites de las categorías de sus propios conocimiento al enfrentarse a nuevos contextos. En este último sentido, tal como apuntó V. Montecinos, parece central estudiar la auto-concepción de género de esta disciplina.

En resumen, un muy buen día, muchos trabajos y mucho por hacer!

PS: la única ponencia del eje que no mencioné acá fue la de G. Seghezzo, quien discutió la constitución de la “violencia policial” como un ámbito de conocimiento experto en Argentina, donde han confluido organizaciones de derechos humanos, la prensa, abogados y discursos más reciente del tipo “tolerancia cero”.

José Ossandón

Economización y contra-economización de la naturaleza

No se ha considerado, entre otros factores, la ausencia de medidas de mitigación, compensación o reparación por la pérdida del valor turístico y los impactos sobre la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt”

Diputado Patricio Vallespín, 25 agosto 2010.

Está interesante lo sucedido en Punta Choros y la fallida instalación de la termoeléctrica. De partida es un hito en las controversias ambientales/energéticas. Yo, al menos, no tengo recuerdo de una movilización pública de esta magnitud por un tema ambiental desde lo del atolón de Mururoa. Ni Ralco ni los cisnes valdivianos ni las focas canadienses ni, siquiera, Hidroaysen lograron tal efervescencia.

Pero creo que lo más interesante está en cómo esta controversia produjo nuevas interfaces entre la economía y la naturaleza. O mejor dicho, cómo produjo nuevos procesos de economización. Y de des-economización también. O, digamos, de repolitización de la naturaleza.

Lo que detonó el ‘affaire Barrancones’ fue, a diferencia de lo que muchos ecologistas puedan creer, una expansión del mercado, no su retroceso (si excluimos, claro está, el ‘gesto’ tan anti-mercado de SP parando el proceso a punta de telefonazos). De pronto una serie de entidades, espacios y situaciones que nos estaban normadas por el mercado pasaron a ser criaturas de éste. Por ejemplo, hoy hay 11 proyectos de termoeléctricas a carbón (por una inversión total de US$15.350 millones) que de no mediar intervención correrán la misma suerte que el proyecto de Suez Energy. Entonces, ¿qué hizo el Ministerio de Medio Ambiente junto a Bienes Nacionales? Ensambló un mapa que indica las áreas protegidas que quedarán al resguardo de proyectos termoeléctricos. ¿Y a qué se le llama ‘área protegida’? Básicamente a monumentos, parques y/o reservas nacionales cercanos a la costa. Podría decirse, entonces, que gracias a los pingüinos de Punta de Choros una serie de elementos que hasta ahora no poseía valor en los procesos de calculabilidad de las empresas –iglesias coloniales, albatros autóctonos, coníferas nacionales- se convirtieron en factores que afectarán la línea de producción completa de éstas.

Esto nos lleva a otro punto central: cuando los factores involucrados en la operación de una planta van desde la salud de los cardúmenes de pejerreyes hasta la identidad local, ¿cómo se definen y compensan las externalidades? El debate no es nuevo en la economía. Hay distintas alternativas de compensación (fórmulas institucionales como los contratos vs impuestos/subsidios) y varias maneras de medir las externalidades (willingness-to-pay vs shadow pricing) pero el caso Barrancones muestra que el debate está lejos de cerrarse. Por una parte está el problema de la inconmensurabilidad: ¿hasta dónde podría llegar la lluvia ácida producida por la planta? ¿Y el MP-10 soplado por el viento? ¿Afectaría la emergente industria vitivinícola de la IV Región? Si como dice el diputado Vallespín hay que compensar la pérdida turística, ¿a qué escala hay que hacerlo? ¿Comunal, provincial, regional? Por el otro lado está el problema (para las empresas) cuando el ‘externo’ afectado en la transacción no es un humano, sino un delfín, pingüino, albatros o lobo de mar. El problema es, de partida, quién habla por la gaviota Garuma o el guanaco (¿un residente local? ¿un científico? ¿Qué científico?). Y después, evidentemente, la pregunta es cuáles son los derechos de esta gaviota. Porque los tiene, ¿o no?

Pero aquí viene la reversibilidad, el desborde. Cuando se implantó el famoso DFL 1 en 1981 (la ley que crea el mercado eléctrico) jamás se pensó que junto a los mapas hidrográficos de cuencas y a los modelos de demanda, el mercado que se estaba construyendo (un mercado que operaría, por fin, ‘libre’ de factores extra-económicos) también exigiría mapas del valor simbólico del territorio o de la presencia de fauna extraordinaria; también exigiría reconocerle ciudadanía a los chungungos y pensar en los efectos turísticos a 200 km de distancia. Gabrielle Hecht (y también Çaliskan y Callon) dice que la economización es una forma de politización: una forma de imponer unos modos de calculabilidad y valoración (del valor [value] por sobre los valores [value] diría Stark). Y el ingreso al mercado de delfines, tortugas, áreas patrimoniales, mareas y vientos se puede leer como un modo de expansión de esta lógica. Pero también, porqué no, se puede interpretar como una suerte de venganza, como un rebalse político: todas aquellas entidades que el cálculo económico dejó (políticamente) afuera para construir su mundo de calculabilidad, vouchers y normativas, se levantan, golpean la mesa y contraatacan gritando ‘quisieron marginarnos, armar sus dispositivos económicos/políticos haciéndonos a un lado, pero acá estamos para exigir nuestra ciudadanía’.

Manuel Tironi