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La construcción de objetos en los “Estudios de la Economía”

¿Cuál es la especificidad de los objetos que interesan a los “Estudios de la Economía”?

Desde la metodología, la lista de características es indeterminable, pues gran parte del trabajo de investigación consiste justamente en construir y justificar un objeto de estudio. Desde la sociología económica, Smelser and Swedberg (2005) distinguen tres líneas de investigación: el análisis sociológico de los procesos económicos; el análisis de las conexiones entre la economía y el resto de la sociedad; y el análisis de los cambios institucionales y culturales que constituyen el contexto social de la economía. Desde la teoría la respuesta es menos satisfactoria, pues la polifonía léxica y conceptual se alimenta de las controversias institucionales y políticas de cada país, y de la capacidad de cada centro de investigación para orientar sus actividades y las del resto.

¿Cómo orientamos entonces la construcción de nuestros objetos de estudio? ¿Cómo es posible que, pese a todo, cuando hacemos una revisión de la literatura, seamos capaces de dialogar con un número importante de autores con los que no compartimos ni un método ni una teoría en particular?

Si sabemos inscribir nuestros trabajos en la literatura, es porque hacer esto es parte de las exigencias del oficio: critique, comente, y “párese en los hombros del gigante”. Pero esto no basta. Me parece – sin pretender originalidad – que la relativa coherencia colectiva que nos permite pese a todo dialogar y avanzar en la construcción de conocimientos “que se buscan”, que sin ser necesariamente consensuales son al menos discutibles, tiene que ver con el uso generalizado de un producto científico intermediario llamado en francés problématique, y cuyo equivalente en inglés – en una traducción que no es literal – es research question.

¿Por qué?

La problemática es, como dirían algunos, un objeto “híbrido” destinado a limitar a la vez el número de conceptos que se utilizarán y la parte de la realidad que se desea estudiar. Ella permite orientar la investigación pues la formulación sintética que provee tiene la ventaja de alivianar la abstracción teórica y la complejidad empírica. Por ejemplo, la problemática asociada al estudio de los clústers define un cierto número de conceptos (externalidades inmateriales, conocimientos tácitos, interdependencias relacionales, proximidad institucional, organizada o epistémica, etc.) que son útiles en ciertos contextos (regiones, parques tecnológicos, zonas de desarrollo, ciudades universitarias, etc.). Por esto, independientemente del enfoque más o menos inductivo, de la especificidad de las definiciones movilizadas, de las variables con las que se operacionalizan las hipótesis, de las escuelas reivindicadas o de los terrenos estudiados, es posible agrupar un gran número de estudios en torno a una problemática específica.

Si esto es cierto, entonces, frente a la diversidad teórica y empírica actual, podemos explicitar el “estado del arte” de los estudios de la economía, sus “verdaderos” objetos, a través de las principales problemáticas sobre las que se trabaja.  Esto no significa sin embargo que las problemáticas no estén sujetas a fenómenos de moda. La “ética y capitalismo” o la “individualización de la sociedad” son problemáticas que, quizá, ya no orienten como antes los programas de investigación. Hoy en día, “las externalidades de conocimiento asociadas a la proximidad geográfica”, o la “innovación como proceso social” son, al contrario, problemáticas que ocupan un lugar cada vez mas importante.

Pero entonces ¿se puede plantear que la aparición de una problemática y su predominancia dan cuenta del desarrollo científico más allá de la moda?

Para resolver esta cuestión, hay que considerar una dimensión más de las problemáticas, que tiene que ver con “lo que genera problema”. Las problemáticas tienen, además de una descripción de los “contextos” (e.g., clúster, regiones) en los que ciertos “conceptos” (e.g., proximidad cognitiva) mejoran nuestra aprehensión de lo que sucede, una dimensión política. Política en el sentido primero, es decir relativa a la manera en que los actores resuelven un problema –actúan- colectivamente (e.g. ¿cuáles son los mecanismos informales de coordinación  que favorecen el intercambio de conocimientos en el clúster?). Y política en el sentido segundo, es decir relativa a la interpretación colectiva que tienen los investigadores acerca de lo que importa entender en el funcionamiento de la sociedad en un momento dado, sobre los conocimientos que conviene construir prioritariamente para “hacer una diferencia”, para favorecer el progreso o el bien estar colectivo (e.g., los clústers permiten a la colectividad aumentar la eficiencia de las inversiones en un sector determinado).

Si una problemática cumple con estas tres características de generalización teórica, de tipificación empírica, y de –doble- justificación y explicitación política, entonces es probable, me parece, que ella supere la polifonía y las parcialidades teóricas y metodológicas, se imponga a las dinámicas institucionales locales, y  genere un consenso sobre sus objetos de estudios, sobre los enfoques que son pertinentes, y sobre la legitimidad de estas elecciones.

Álvaro Piña Stranger