Hace algunos meses atrás, a través de un post publicado en Estudios de la Economía propuse la noción de instrumentos de mediación (mediating instruments), desarrollada por Peter Miller y Ted O’Leary (2007), con el fin de abordar a los instrumentos de gobierno como prácticas mediacionales. Colaboración insertada en la discusión, desarrollada a través de este mismo foro, en torno a cómo, a través de diversos métodos de inscripción, como rankings o sistemas de medición estandarizado, la acción pública se hace visible bajo el lenguaje de lo calculable. Tal como señalaba en aquel post, estos dispositivos actúan transformando procesos potencialmente complejos en indicadores simples de carácter numérico. Así, lo complejo queda representado (y reemplazado) por este signo posible de ser ubicado en una métrica unidimensional en la cual puede ser comparado con otros signos numéricos, permitiendo tomar decisiones de gasto e inversión que puedan ser alineadas con las decisiones de inversión y gasto realizadas por otras agencias, gobiernos y/o empresas. Sin embargo, estos instrumentos no sólo actúan representando a la complejidad de lo local en el campo de la toma de decisiones políticas. Su acción también se dirige al terreno de lo local, interpelando a los actores y generando un lenguaje que da intelegibilidad, constituyendo así un mapa que se instala normativamente como el terreno en el cual los actores deben moverse. De este modo, el trabajo que hace la Escuela consiste en un puntaje en el SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad Educativa), los diversos esfuerzos y prácticas de los trabajadores de la salud primaria en prevención y atención se traducen en un número en el Índice de Actividad de Atención Primaria (IAAP), y así.
Estos indicadores, por lo tanto, no sólo representan lo que se hace a nivel local, sino que orientan y organizan esa acción local, para cumplir con lo que se les pide. Por ello Miller y O’Leary (2007) serán enfáticos en señalar que es a través de tecnologías e instrumentos que el carácter simbólico y discursivo de los modos de gobierno se concreta y se hace operante. Sin embargo el despliegue de estos dispositivos no resulta una operación simple, su realización a nivel local emerge más bien de un entramado de componentes y prácticas diversas, que tienen el efecto de conectar actores, objetivos y agencias (Kurunmäki, Lapsley, y Miller, 2011). Considerando lo anterior, a través de este post pretendo delinear algunas ideas que puedan estimular el debate acerca del análisis empírico de este complejo proceso. Continue reading →