Una de las formaciones sociales más elusivas para el análisis son los mercados. Esto no sólo por los desafíos empíricos asociados al estudio de estos, sino también porque los mercados son muchas cosas a la vez: un lugar específico donde se intercambian mercancías (mercado central), el conjunto de intercambios de un bien específico (el mercado de software), e incluso un principio de distribución (mercado en vez de estado). En la presentación que realizaré en la conferencia de la próxima semana Produciendo lo Social – y que se basa en el capítulo II de mi tesis de doctorado – discutiré como estos niveles no corresponden solamente a escalas o paradigmas diferentes de observación de la vida económica, sino que están enredados en la práctica, o al menos en mí caso de estudio, las ISAPRES (o seguros privados de salud en Chile).
Este ejercicio se apoya en información recolectada con entrevistas con diferentes actores que participan en este sistema, como también con la utilización de conceptos provenientes de los desarrollos recientes de la sociología de los mercados. La sociología de los mercados es útil acá pues no sólo se interesa por modelar el comportamiento específico de oferta y demanda de un determinado caso, sino que como es que un mercado específico se ha hecho posible. En términos tradicionales, podríamos decir que lo que hace la sociología de los mercados es hacer de éstos la variable dependiente, y los distintos enfoques teóricos han enfatizado diferentes variables que inciden en este proceso. Para este caso resultaron particularmente apropiados tres aproximaciones: la teoría de H. White, que sugiere que los mercados son formaciones sociales donde la incertidumbre de los productores es procesada por la observación mutua de observables a partir de lo cual se constituyen nichos de calidad específicos; la aproximación más institucionalista de N. Fligstein quien enfatiza los mecanismos políticos que permiten delimitar las reglas de entrada, tipos de competencia legítima, e incluso derechos de propiedad que constituyen determinado campo como un mercado; y por último, el trabajo de M. Callon, para quien es central comprender como se enmarca cognitiva y materialmente un mercado, enfatizando el rol del conocimiento económico en este proceso. Así es posible contar tres diferentes historias sobre el caso de la ISAPRE.
Al conversar con vendedores de seguros y otros agentes que participan en el desarrollo de planes (o pólizas), lo primero que llama la atención es que para ellos, a pesar de la competencia del día a día, este es un mercado con algunos nichos claros: hay ISAPRES Premium (Colmena), o más populares (CONSALUD) y otras de tipo más transversal (BANMEDICA). En segundo lugar, si bien la competencia se orienta a tener más (o “mejores”= menos riesgos y más ingresos) usuarios, las ISAPRES no se preocupan de aprender mucho de su potencial demanda, sino más bien de que está entregando la competencia y ellos no. Los principales medios de observación de su entorno son en efecto: “clientes ficticios” (llamar a otra ISAPRE para ver lo que ofrecen) o los planes que declaran tener los potenciales clientes a los que se aproximan. Esto tiene que ver con una característica especial del tipo producto que se tranza en este mercado: los planes, los cuales son simplemente contratos (que combinan una determinada cobertura, con ciertos topes por tipo de institución de salud, orientados a determinadas poblaciones) sobre los cuales no hay ningún derecho de autor. Es decir, en esta industria si la competencia ofrece algo que tú no estás ofreciendo simplemente lo copias. Obviamente el proceso no es tan simple (de hecho implica un proceso que debe combinar cálculo actuarial y marketing): pero que en general parece comportarse tal como sugiere White, es decir, compañías observándose entre ellas, por lo que parece relevante comprender mejor cómo se comporta esta dinámica.
En segundo lugar, en el caso de las ISAPRES, mercado y política han ido siempre juntos. Primeramente, este mercado fue creado cómo una política pública, y, posteriormente, este sistema ha sido objeto de múltiples reformas (subsidios creados, luego eliminados, introducción de contratos obligatorios, garantías básicas, creación de Superintendencias, e incluso, muy recientemente, un fallo del Tribunal Constitucional que declaró ilegal las diferencias de precios según edad y sexo existentes en los planes actuales). En este proceso las mismas ISAPRES se han organizado como actores políticos. La asociación de ISAPRES está continuamente participando en el debate público, organiza eventos donde presiona en ciertas direcciones, y por cierto, están muy presentes cada vez que hay una discusión en el parlamento. Históricamente esta asociación no ha tenido ningún problema con presentarse directamente con una retórica de derecha, aunque esto cambió cuando, quizás aprendiendo de otras industrias reguladas, tales como las pensiones, eligieron como Presidente de la Asociación a un exministro del gobierno de Frei. Todo esto es probablemente un hecho común en este tipo de industrias, sin embargo, parece central seguirlo para estudiar la forma que va adquiriendo empíricamente un mercado de este tipo. En efecto, y esto parecen también saberlo los dirigentes gremiales, en el caso de las ISAPRES, cuando la competencia está relativamente establecida en torno a un conjunto de actores reducidos con sus propios nichos, la suerte del negocio se juega también en el parlamento u otras instancias donde varían reglas tan importantes como las garantías mínimas, potenciales fondos de compensación o como se pueden establecer los precios de las pólizas.
Finalmente, la historia del mercado de ISAPRES es también una historia de economistas y de economía. Las ISAPRES fueron creadas en el contexto de las reformas sociales lideradas por José Piñera. En efecto el principio básico seguido tanto en las pensiones como en la reforma de salud es muy similar: para ambos casos se declaró que la cotización es propiedad privada y será opción de los usuarios orientarla a fondos en competencia, lo cual aseguraría una administración de mayor calidad y eficiencia. Sin embargo, ambos casos se diferencian en el sentido de que, las ISAPRES no pueden hacerse cargo de cotizaciones menores al costo de la póliza de salud, quedando un sistema dual (no sólo privado), de ISAPRES en competencia por un lado y del seguro público por otro. No es muy difícil apostar que a un médico (los profesionales que han estado tradicionalmente a cargo de reformas de este sector) jamás se le habría ocurrido una reforma de estas características. Sin embargo, cómo el mismo J. Piñera declaró alguna vez, las reformas aplicadas no fueron el producto de economía muy compleja, sino, lo que él denominó teoría económica básica. En efecto, no he podido encontrar ningún rastro de discusión académica en los archivos de la época sobre los potenciales efectos de la introducción de un seguro de salud en Chile. De hecho, este tipo de discusión en el país aparecerá solamente durante los noventa y alcanzará su peak a fines de esa década. Lo interesante, en este contexto, es que estas discusiones por muy académicas no se han mantenido ajenas al caso mismo. Con la economía más experta conceptos centrales de la economía de seguros (tales como selección adversa y riesgo moral) se han hecho centrales a la hora de evaluar el caso, e incluso la idea central de que mayor competencia produciría la mejor combinación de protección y eficiencia ha sido cuestionada. En efecto, las medidas introducidas desde los noventas en adelante han poco a poco transformado elementos centrales en este mercado, orientándose cada vez más a un sistema donde el bien que se transa es definido por ley (tipo de contrato, mínimos, modos de finalización de éstos, etc.) e incluso, según se discute actualmente, podría terminar en un número de planes limitados (8 o 10) pre-establecidos, y la competencia es más por tipos de convenios u otros elementos complementarios.
En resumen, he sugerido tres formas de comprender el desarrollo actual del mercado de las ISAPRES en Chile: seguir como las ISAPRES se observan unas a otras; estudiar el proceso político y judicial donde se juega parte importante de la rentabilidad de este negocio; y el papel de la economía como tecnología o conocimiento central en la creación y reforma de este mercado. Desarrollar esta agenda permite al mismo tiempo entender mejor la situación actual de este mercado específico, y más generalmente, estudiar como el mercado como intercambio de bienes, como un tipo de bien específico y cómo un principio de distribución particular de bienes se conectan empíricamente.
José Ossandón