La investigación que en este libro sistematiza Claudio Ramos Z. es sin duda un punto de referencia ineludible para quien quiera comprender qué han sido y qué son hoy las empresas chilenas. A partir de una rigurosa y equilibrada combinación entre análisis empírico y discusiones teóricas en el plano de la sociología de las organizaciones, el trabajo, la empresa y la economía política, el libro de Ramos nos revela el núcleo de las transformaciones de la empresa chilena en el cambio de siglo; derriba mitos sobre el contenido real de las innovaciones y entrega voz a las vivencias de los propios trabajadores. De esta manera, se constituye así en una importante carta de navegación tanto para académicos interesados en investigar la empresa de chilena, como para quienes discuten y diseñan las legislaciones que conciernen al ámbito del trabajo, la productividad, la innovación y la competitividad (por mencionar lugares comunes de la conversación social).
Tres preguntas generales orientaron este estudio: ¿Cuál es la magnitud de las transformaciones e innovaciones que han experimentado las empresas chilenas entre 1998 y 2002? ¿Cuál es el grado de extensión que han alcanzado en ellas las pautas post-fordistas y cuáles son sus particulares articulaciones? Y de forma más específica ¿Cómo viven dichos cambios los trabajadores? Todas ellas abordadas a la luz del entrecruzamiento que surge de los cambios históricos ocurridos en el propio país y los procesos globales de cambio en los modos de producción y consumo masivos. Para dar respuesta a estas interrogantes fueron estudiadas 200 empresas grandes y medianas (32 de ellas estudiadas en profundidad) y participaron 213 gerentes y 773 trabajadores a través de entrevistas, encuestas y focus group. A continuación quisiera esbozar en breves líneas algunas de las tendencias generales que parecen orientar las transformaciones de la empresa chilena.
Un primer eje de análisis lo constituyen los cambios globales que las empresas han experimentado en vista de adaptarse al mayor dinamismo propio del contexto nacional e internacional. Allí destacan transformaciones en la estrategia organizacional, tales como la importante re-orientación de las empresas hacia su entorno, el mercado y los clientes (cobrando mayor importancias las áreas encargadas de la conexión externa) y muchas veces incluso la extensión hacia mercados internacionales, principalmente de la mano de las prolongaciones estructurales (oficinas, gerentes, filiales y conocimiento). Siguiendo esta tendencia, dentro de los cambios en la estructura organizacional los más destacables dicen relación también con la orientación externa, fundamentalmente en la importancia de las redes inter-organizacionales en las que prevalecen los vínculos de propiedad, en desmedro de la confianza como medio de coordinación.
El segundo eje está organizado en torno al diseño de conexiones de las empresas con el entorno y los cambios tecnológicos. En este ámbito destaca la tendencia hacia la externalización de las actividades del proceso productivo y algunos servicios, dentro de las cuales se sitúan el empleo de personal contingente a través de empresas suministradoras y las relaciones donde predominan los vínculos débiles con subcontratistas y proveedores. Ahora bien, estas también serían reflejo de un cambio general hacia la estrategia del “just in time” por sobre la tradicional acumulación de stock. En este plano parece haber más proximidad a las formas post-fordistas, con un marcado rasgo en las relaciones inter-empresa basadas escasamente en la confianza. Por su lado el uso de las TICs se ha generalizado de manera creciente y sitúan a la empresa chilena por sobre los niveles latinoamericanos. Sin embargo, estas han sido apropiadas más en el plano de los procesos de trabajo, gestión y conectividad externa (usos tradicionales), y menos en los de generación de equipos de trabajo, gestión del conocimiento y reflexividad organizacional propias de economías más desarrolladas.
Cambio en la organización del trabajo y recursos humanos. En este plano aparece una tendencia más marcada hacia formas flexibles del trabajo propias de sistemas post-fordistas, que en el caso de Chile muchas veces corren el riesgo de generar efectos de precarización del trabajo. A esto debe agregarse el hecho de que con respecto a la gestión de los recursos humanos, al menos en 2/3 de las empresas estudiadas no se han potenciado la flexibilidad organizacional, profundizado la descentralización y con ello generado equipos de trabajo autónomos. Estas gestiones escasamente han logrado apoyarse en las habilidades cognitivas y experiencias de sus integrantes, por lo que la lógica que parece primar es aún la del incentivo.
Finalmente, el libro estudia la experiencia de los trabajadores frente a estos cambios y la sistematiza en tres ámbitos que, como bien lo expresa el propio autor, puede resumirse señalando que “El cuadro que se configura es bastante favorable para los trabajadores, en cuanto al trabajo en sí; pero débil en materia de reflexividad y construcción socionormativa, lo cual constituye un obstáculo para el desarrollo de la empresa y para una constructiva interacción entre empresarios, ejecutivos y trabajadores” (Ramos 2009: 330). Mientras en el primer caso destacan rasgos como variedad e independencia en el trabajo (esta última aparece como la variable que más incide sobre la satisfacción laboral), rara vez los trabajadores han estado vinculados en prácticas de reflexividad y mejoramiento del trabajo (que se encuentran concentradas a nivel gerencial) y el sistema de recompensas que refleja la forma en que se articula el sentido de equidad dentro de una empresa, más bien expresa una generalizada apreciación de injusticia, que en definitiva no aporta a dar consistencia a las relaciones sociales de colaboración y compromiso.
En su conjunto los hallazgos que nos presenta Ramos pueden interrogarse desde distintos ángulos y trazan lineamientos de investigación en planos culturales, económicos, históricos y sociales que difícilmente pueden comprimirse en el ámbito de especialización de una única disciplina. A mi parecer, el libro cimenta sólidas bases empíricas y teóricas para entablar un diálogo interdisciplinar estrechamente conectado con la agenda pública, a propósito de las transformaciones de las empresas chilenas en los últimos años.
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Hola Felipe, es interesante como resumes el texto, la nueva empresa chilena descrita por Ramos sería una combinación de flexibilidad, des-personalización, y elitismo. Preguntas se sugiere que ¿esta es una imagen generalizada o hay diferencias según tipo de empresa (grande o pequeña), sectores, o más especifícamente en empresas que son más o menos “reflexivas”? Pareciera que desde la imagen descrita tomar la empresa como “unidad” de análisis en vez de otras como corporaciones o redes de empresas puede ser complicado, ¿no? ¿Se presenta alguna discusión sobre eso? Finalmente, ¿se discute en el libro el desarrollo de formas nuevas de lidiar con la injusticia percibida por los trabajadores?(quizás los movimientos de sub-contratistas caben dentro de este tipo de problemas). Finalmente, ¿que tipo de agenda de investigación te parece que deja abierto este texto?, saludos!
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