1. No tenemos que leer libros de postestructuralismo editados en París, Londres o Nueva York para reconocer que los no-humanos tienen agencia. Nosotros, acá, siempre lo hemos sabido. Para los mapuche los espíritus habitan en la naturaleza, animada o inanimada. La naturaleza no se experimenta, visita o explota: se negocia, tranza, debate con ella. O mejor, con sus espíritus. Se hace extensivo, por tanto, lo que dice Viveiros de Castro sobre los amerindios en general: para los mapuche el campo de prueba es el cuerpo, el cuerpo es lo que varía; lo que es inmutable es el hecho que en éstos mora indefectiblemente un espíritu. Todas las entidades que pueblan la naturaleza tiene un ngen, dueño o protector. El Ngnechen o Pillán, el dios supremo, reside en los volcanes y se despliega terrenalmente en/con el huenu (cielo), antü (sol), lavquen (mar), lenfu (río), cura (piedra) o co (agua). Caen los truenos, nos azotan los terremotos, las plantas nos regalan sus frutos y semillas. Los dioses nos hablan y enseñan. La naturaleza vibra a nuestro alrededor. Nos indica dónde vivir, con quién casarse, cuándo nos equivocamos, cómo ser felices. La naturaleza no está quieta. No es inerte. La naturaleza tiene agencia.
Y lo mismo para el catolicismo. Dios está en el mundo. No se reduce a éste, pero lo anima (y éste lo representa). “[T]odos los seres existentes, toda la naturaleza, toda la historia humana están enraizados en este acontecimiento primordial [la palabra de Dios]… Toda criatura posee su bondad y su perfección propias… las distintas criaturas, queridas en su propio ser, reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios. Por esto, el hombre debe respetar la bondad propia de cada criatura para evitar un uso desordenado de las cosas, que deprecie al Creador y acarree consecuencias nefastas para los hombres y para su ambiente” dice el Artículo 339 del Catecismo. Ojalá que llueva dice uno; que sea lo que Dios quiera responde el otro: la sequía, la lluvia, la cosecha como manifestaciones divinas y llenas de vida. De nuevo: los no-humanos animan nuestro mundo.
2. El comunicado de la Conferencia Episcopal de Chile a raíz de la controversia por Hidroaysen es el último eslabón de una larga cadena que comienza al menos con Juan Pablo II (su famoso mensaje “Paz con Dios creador, paz con toda la creación”) y que sigue con Caritas in Veritate de Benedicto XVI (“La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida” 4:48). ¿Qué dice el comunicado? Básicamente que si el mundo está poblado por entidades dotadas de divinidad porque son un don y una manifestación de Dios, y que por tanto vibran y existen más allá de nosotros, entonces el mercado no puede ser la única medida del desarrollo. “El progreso, o es sostenible o no es progreso” dice taxativo el comunicado. ¿Y qué es ‘progreso’? El comunicado da dos pistas. “El bien común”, indica el Episcopado, “sólo es posible cuando se piensa en la sociedad como una totalidad y se supera la visión estrecha de los intereses particulares”. La idea de ‘progreso’ no aparece, entonces, como mejora, superación y/o avance. No: aparece como lucro, como esa pulsión egoísta por la acumulación de capital, por la grandeur –diría Boltanski y Thévenot- de la riqueza. Pero no sólo eso. “La respuesta técnica” señala el mismo documento, “tiene que ser pensada desde la finalidad humana, como un medio que responde a un fin que la justifica y le da sentido. La ciencia sin conciencia constituye una verdadera amenaza para el bien común de la sociedad”. El lucro, el mercado, no se hacen solos. Tienen aliados. Requieren tecnologías. Necesitan justificaciones, clasificaciones, modelaciones, esquemas de intervención. Necesitan ciencia. Entonces la crítica no es sólo a la tendencia al lucro, sino también a todos los dispositivos tecnocientíficos que lo hacen posible, justifican y alientan.
3. ¿Qué queda de la noción de ‘mercado’ si se le quita su pulsión a la acumulación y al lucro y todos sus mecanismos técnicos de operación y justificación? Podríamos volver a Polanyi y revisar los ‘otros’ modos de organizar la vida económica. Pero de cara al desafío medioambiental, parece más interesante revisar el concepto de cosmopolítica propuesto por Isabelle Stengers. Muy brevemente, la noción de cosmopolítica refiere a la posibilidad de pensar la vida en común –o sea la política- asumiendo que no existen dos cámaras (lo natural y lo social) sino un constante flujo de co-responsabilidades entre las cosas y los humanos. No se trata de ecualizar, bajo una métrica de equivalencia, la posición de los agentes, sino de reconocer su diversidad ontológica.“It is not an ‘objective definition’ of a virus or of a flood that we need, a detached definition everybody should accept, but the active participation of all those whose practice is engaged in multiple modes ‘with’ the virus or ‘with’ the river” (2005, 1002).
Para el caso del mercado, entonces, el desafío no es solamente reconocer que existen diferentes agentes (humanos y no-humanos) en sus transacciones. Se trata, además, de develar la pregunta política detrás de éste: qué mundo en común asume el mercado y, sobre todo, mundo en común habitado por quiénes/qué. Una respuesta a esta pregunta ha sido el eco-capitalismo. La idea básica del eco-capitalismo es el potencial doble rendimiento del capitalismo: se puede hacer el bien haciendo negocios (o sea, se podría hacer el bien haciendo algo ilegitimo o problemático moralmente). Esta noción toma dos formas prácticas: hacer de acciones ecológicas un negocio (p.ej. montar una empresa de reciclaje) o minimizar el impacto ambiental de la acción capitalista (p.ej. reducir emisión de GEH). El problema del eco-capitalismo es que propone una mise en equivalence, como nos diría Stengers: una referencia mediante la cual se define un mundo en común que ordena a los actores y, por tanto, los trade-off. Si matar chimpancés es peor que talar un bosque, entonces una intervención que devasta bosques es mejor que la que mata primates; si diminuir hasta X la cantidad de plancton no afecta significativamente la vida de las ballenas, y si para matar X plancton se requieren Y m3/min de riles, entonces éstos se pueden liberar hasta Y-1; si los bonos de carbono que compro son mayores a los que GEH que emito, lo ‘bueno’ que hago al menos iguala lo ‘malo’. Pero a los bosques, chimpancés y ballenas no se les reconoce; nadie los sienta en la mesa; son una equivalencia, un elemento de transacción y un factor de calculabilidad, pero no se les integra en una mise en égalité: no se les reconoce su posición política en el cosmos que vivimos. Se asume demasiado rápido que ocupan una jerarquía ontológica menor, y que por tanto son los huevos que se deben romper para hacer la tortilla. ¿Y lo son? ¿Acaso no poseen un espíritu y, entonces, una política? Puesto en otras palabras, el eco-capitalismo asume un mundo en común sin reconocer, como dice Latour, que dicho mundo no existe sino que hay que componerlo. Cuando el Episcopado dice en su comunicado que “Como Iglesia tenemos una responsabilidad respecto a la Creación, cuidando y defendiendo públicamente sus dones: la tierra, el agua y el aire… construyendo, en definitiva, una ecología humana”, está yendo más allá del eco-capitalismo. Está proponiendo algo que podríamos llamar cosmo-capitalismo. La “ecología humana”, en el sentido del comunicado, es reconocer la earthly politics, la agencia de los no-humanos y de la naturaleza, y de proponer un mundo en común donde los deberes y derechos de esos no-humanos sean reconocidos en igualdad y en toda ley –en este caso porque serían divinos. Se trataría, entonces, de un capitalismo que no convierte el ambientalismo en un caso de negocios, ni que compensa sus externalidades negativas. Se trataría de un mercado que debe compenetrarse responsablemente en la complejidad de la vida/cosmos: as if all things matter. Esto haría a los mercados más lentos. Habría que repensar la noción de circulación, los mecanismos de calculabilidad y la noción de ‘riesgo’. Pero como la Iglesia –y al parecer 2 de cada 3 chilenos– nos dice, el desafío medioambiental es también el desafío humano y debemos hacernos cargo de él.
Comments
Muy interesante e importante tus puntos Manuel. Dos comentarios.
1. Siguiendo la línea de Ignacio e Isreal (acá: bit.ly/iit5us), creo que no estás siendo demasiado “simétrico” en su lectura de la ciencia y el evangelio. No es muy difícil ver que ambas son formas de “hacer hablar” al mundo, y tienen sus propias violencia o exclusiones, en particular si se trata de religiones monoteistas. En otras palabras no es difícil incluir a un cura como otro de los personajes tratando de traducir a las pobres ostiones de Callon.
2. Pero esto no niega la importancia de pensar en algun tipo de “cosmo-capitalismo”. Ahora como hacer esto? No me convence intentar “reconocer” un derecho natural ni negar las equivalencias (sin equivalencias, sin dinero, no hay economía!!). Sin embargo, uno puede preguntarse que se internaliza (y que no) cuando se internaliza un danho ambiental. Creo que parte de los problemas que mencionas tienen que ver con confundir la evaluación (i.e. una estimación del precio futuro del costo ambiental) con lo evaluado.
Por una parte, uno puede decir que todo lo valorado es internalizado (o de hecho invitado a la mesa) y, como muestra (bit.ly/lZyC3d) los cientificos y otros actores pueden seguir incluyendo otrosmuchos elementos en la evaluación. Sin embargo, al mismo tiempo el objeto de la evaluación (en este caso la patagonia) sigue ahí. No es, ni puede, ser internalizado. La internalización es solo una forma de producir equivalencias monetarias.
Lo interesante del trabajo sobre los seguros de Zelizer, es que muestra que estos se hicieron legítimos en EEUU solo cuando reconocieron esto: que ellos no le ponen precio a la vida, sino que a los costos monetarios de una muerte (i.e. un funeral o una pensió). Las controversias de Zelizer no eran sobre que hay o no que valorar económicamente, sino que sobre los límites de esta operación. Esto, por cierto puede ser un asunto religioso (ie: la vida), pero también puede provenir de otras multiples fuentes. Al mismo tiempo este tipo de acción no para la economía o la evaluación financiera (de riegos, futuros, costos, etc.), pero muestra su otra cara, y, por ende, sus límites. Por lo mismo parece hidroayesen tan equivocado sumando y sumando gráficos en su campanha!
Gracias José. Totalmente de acuerdo con todo. Sobre la (a)simetría, si el cristianismo es pro- o anti-ecológico es un debate de largo aliento. Hay un pasaje famoso de la biblia que dice algo así como “y el hombre dominará la tierra” que ha sido catalogado como la máxima expresión del antropocentrismo (y el sexismo) del cristianismo. Otros retrucan que con otros versículos. En fin, evidentemente si uno busca pluriversos, es mejor irse a las religiones panteistas o derechamente a las animistas.
Con todo, el cristianismo, con su animismo ‘soft’, está postulando hace rato algo que me parece muy interesante, y aquí engancho con tu pregunta por la internalización y las equivalencias. Creo que la clave está en lo que denominas ‘límites’, y que en el fondo dice relación con la frontera normativa del mercado: lo que dice el espiscopado es que el mercado debería reconocer su dimensión política, o sea que propone un forma de ordenar el mundo en común. Entonces, poner un límite, no monetarizar algo, dejarlo intocado, no convertirlo en una equivalencia, también sería una forma que el propio mercado tendría de valorar cosas, o sea de entender y producir un mundo, desde su propia operación, donde hay elementos economizables y otros no… Eso es lo interesante de los mercados de carbono y en general de todas las market technologies diseñadas para lidiar con temas ambientales y del cambio climático: integran nuevos elementos y nuevas evaluaciones, pero sin repensar los límites y el mundo en común que se produce o mantiene…
Muy buen ejemplo del uso de la teoría calo-laturinana en la política!
Manuel viste esto? http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/05/28/la-contradiccion-de-la-causa-medioambiental/
Es oponer humanos con naturaleza, no? Algo similar me acuerdo de las clases de P. Morande, muchos años atras. Ecología o pobreza, presente futuro o futuro presente… De hecho, quizás la crítica más fuerte al mercado desde la iglesia es de este tipo, ¿no?, una crítica social sobre los límites “humanos” (sueldo ético, etc.). No soy para nada un experto en el tema, pero este tipo de reacciones pareciera que mucha atención al medio ambiente es visto como competencia por organizaciones como el techo para chile.
oops, perdón, no había visto este comment… muy interesante lo que está sucediendo y la aparición del debate humanos vs nohumanos, que también tiene algo de valores materiales vs postmateriales, siendo éstos último secundarios y ‘de lujo’. La tesis del ‘apagón’ de Piñera va en la misma dirección (‘si nos ponemos muy exquisitos con los nohumanos, podemos terminar convirtiendo la vida de los humanos en un desastre’).
Hay varias cosas que llaman la atención. La primera es, como dice el Jose, la competencia por ‘problematizaciones’ (JP Pinochet, al final, esta defiendo su pega): a qué problema le damos prioridad, cuál es más relevante. Hay un framing desarrollista muy bien asentado. Lo otro que llama la atención, como dice Soublette, es la visión tan poco compleja/integral/simetrica de la relación sociedad/naturaleza, como si fuesen dos entidades autónomas.
Y una última reflexión ligada al tema de los ‘límites’. Callon dice que un requisito del proceso de mercadización (y la de la clave de la posibilidad de calculabilidad) es el dettachment de las entidades, o sea cortar con los múltiples lazos que las atan con otras entidades. Este es el framing. Y luego viene el overflowing. Me parece que lo que estamos viendo con HA son situaciones en las que las entidades se resisten a que se les desasocie. Pero ya no se trata de un overflowing o externalidad (ni internalización de ésta), sino que el framing mismo obliga a pensar en entidades complejas que no pueden ser dettached. Esto anula la posibilidad de calculabilidad con respecto a esas entidades ‘enlazadas’? Puede ser, o puede que se necesiten nuevas metrologías. Eso, creo, es lo fascinante de los mecanismos de mercado que aparecen para mediar/compensar/gobernar/calcular los problemas medioambientales.
Estimado Manuel,
¿Hay realmente un debate humano vs nohumanos?
¿No será solo una estrategia comunicacional del gobierno o los dueños para defender su proyecto?
¿Qué asociación o grupo de los que se movilizan contra HA dice que debemos priorizar lo nohumano? El pensamiento ecológico, hasta donde yo sé, nunca ha opuesto las dos dimensiones ¡todo lo contrario! Oponer humanos a nohumanos en el pensamiento ecológico equivale intelectualmente al nivel de Villegas cuando habla de homosexualidad.
La verdad, y lo digo con todo respeto, me choca la “instrumentalización” de lo calo-laturiano aplicado a este tema ¿No es sacarle el poto a la jeringa? Yo sé que cada uno ve con las herramientas que tiene o que se inventa pero, en este caso, es tanto lo que queda fuera que me es difícil entender el subtexto o posición que se asume cuando se habla en esos términos.
Dejo aquí el enlace a una columna que envié hace ya una semana pero que no me han publicado donde trato de hablar de este tema con otro enfoque
Click to access democracia-real-y-fraternidad1.pdf
La intuición es que la fraternidad es el valor republicano más reticular.
Saludos cordiales
alvaro
Entretenida la discusión y me parecería interesante que tratemos de responder a la pregunta de Alvaro. ¿existe un un dialogo entre humanos y no humanos? Los argumentos esgrimidos no me parecen suficientes, por que el hecho de que tengamos problemas con la naturaleza no quiere decir que esta pueda actuar (Latour, 1999)
A mi me da la impresión que en Chile no existe todavía une dialogo entre humanos y no humanos, lo que es bastante claro en la posiciones completamente asimétricas que he escuchado y que se basan en la pedagogía y en la confianza en los expertos (de un lado o del otro). Me parece es que en Chile aceptamos poco las controversias (aunque eso esta cambiando) sobre los objetos; no tenemos nada que se parezca a un parlamento de las cosas y digamos que no tenemos muchos foros híbridos donde hayan porte-parole de los no-humanos; y definitivamente no hemos logrado hacer política con esos seres.
Es verdad que los mapuches reconocen a los no humanos y la iglesia un poco, pero no existe ninguna instancia para que los mapuches, los curas, los ciudadanos comunes y los ingenieros vayan a negociar con los ríos y los campos. Creo que en la comisión que aprobó hydroaysen no hubo una discusión entre las ampolletas y los ríos. Los humanos hablaron de los hechos y las cosas (cero simetría).
Cuando Piñera dice que sin hydroaysen se apaga la luz, no hubo un dialogocon la ampolleta (en Europa hemos conversado mucho con ellas).
saludos
Felipe
Hola Alvaro, hola Felipe, disculpen la demora! no había visto los posteos.
Buen debate. Y concuerdo en varios puntos. En otros no. Creo que tenemos distintos entendimientos de la ‘política’ y de los nohumanos.
1. Ustedes están hablando, creo, de una noción de ‘política’ mucho más estratégica e institucional. A Alvaro le interesa, me parece, la realpolitik, las estrategias comunicacionales, las voluntades políticas, las tácticas del presidente y de las ONGs. A mi, por el contrario me interesa más cómo el framing del debate empieza a cambiar: cómo las epistemologías cívicas, los límites del debate y los factores de éste empiezan a mutar. Y como bien sabemos, la realpolitik importa a la hora de cambiar framings, pero no es lo único. Mi post es sobre eso: no sobre si los actores ‘hablan’ (concientemente) de nohumanos, sino sobre cómo se reconfiguran los encuadres en temas/arreglos que parecían intocables. En esto sigo a Latour en “Politics of Nature”: lo interesante de los ecologistas no es si son los ‘verdederos’ voceros de la naturaleza, sino que en su PRÁCTICA convierten en matters of concern lo social (en el caso de mi post, al mercado). Por su parte, Felipe no está interesado en la realpolitik, pero sí en un espacio público, digamos, habermasiano: en uno donde se Debate (con mayúscula). Felipe habla de foros híbridos pero me da la impresión que los asocia con la res pública más convencional, o sea esa arena republicana donde hay porte-parole bien definidos, unos espacios de encuentro bien identificables y los actores Discuten (que es a mi juicio el gran problema de la idea de foro híbrido: demasiado franco-republicano)… Cuando Felipe dice que “no existe ninguna instancia para que los mapuches, los curas, los ciudadanos comunes y los ingenieros vayan a negociar con los ríos y los campos” o cuando dice que no hay un “parlamente de las cosas” da la impresión que está esperando ‘algo’, un espacio institucionalizado o un arreglo formal, una mesa redonda, una comisión (Felipe dixit)… Y no sé si es necesario ni deseable, y en esto soy más foucaulteano, creo que el ‘debate’ toma diversas formas sociotécnicas. A mi por lo menos no me interesa esa forma política más habermaseana (la gracia de los FH es precisamente que problematizan la configuración de lo político). Además, la antropología ha mostrado que hay muchas “instancias” (prácticas, cotidianas) donde conversamos/negociamos con la naturaleza (qué es la ciudad sino el mayor agencement donde conversan humanos y nohumanos que jamas hemos creado? Ver la nota de Martín Tironi sobre la bici y el ciclista http://tinyurl.com/6fdp84n), pero claro, no toman la forma de un Debate en esa res pública ilustrada… Es más, yo diría que foros híbridos hay varios en Chile. Los transgénicos es uno (los voceros de la semilla y los del desarrollo, la industria agrotech, la formación de un mercado, las métricas de polinización, el roundup, el glifosato, la judicalización de la información de productores, la APOV91, los obtentores, los políticos, los científicos pro-genética, los científicos pro-organicos, agronomía UC, los pueblos originarios, la quinoa libre!, las org. ciudadanas, el cáncer, la papa chilota, la incertidumbre generalizada), pero si se espera un Gran Debate, una comisión, claro, no lo encontrararemos.
2. Y si además de ese Gran Debate a-la-francesa esperamos que la ampolletas y los ríos hablen, ahí si que estamos perdidos! Aquí me cuelgo 100% de lo que ya decía I. Farias: no se trata de convertir a los nohumanos en el nuevo sujeto trascendental y de esencializarlos y de purificar su ontología. Se trata de pensar en los agencements: no se trata de los nohumanos en sí, sino de las redes y ensamblajes que se forman y de pensar en la constitución de las cosas y de los mundos (de la ecología por ejemplo) de esa manera. Por eso que en mi post no me importa tanto la defensa que hace la iglesia de los nohumanos como tal, sino cómo la iglesia, al reconocerlos, problamatiza la idea de mercado (y desarrollo). Eso es lo interesante: que se desnaturaliza una identidad (el mercado) que ya parecía 100% estabilizada, y obliga a pensar en el mercado en términos mucho más distribuidos.
3. En fin. Creo que efectivamente no hay un gran debate explicito y bien formado sobre los nohumanos, ningún dirigente ecologista está leyendo posthumanismo, pero eso no me preocupa ni creo que sea muy importante. Ahora, sí creo que la constitución del debate está cambiando; sí creo que hay conexiones, mundos y rebalses que no estaban considerados y ahora sí se están introduciendo. Mi post era sobre eso. No era sobre oponer humanos a nohumanos ni decir que esa es la fuerza del ecologismo (aunque, Alvaro, ojo que la deep ecology -que no ha entendido nada- sí opone humanos vs nohumanos), sino sobre cómo vía los ríos, glaciares, reservas de huemules y entendimientos místicos se empiezan a problematizar entidades tan arraigadas/clausuradas, como el mercado, y se empieza a asumir pragmáticamente (no en la elaboración de discursos político-estratégicos) que estas entidades tiene constituciones relacionales.
Tienes toda la razón Manuel, de hecho, tanta importancia le doy a la realpolitik, que pienso que los objetos de investigación, las problemáticas y, en general, la actividad de investigador, en ciencia sociales pero también en ciencias naturales o exactas, debe fundarse, en parte, en esta dimensión (http://tinyurl.com/4xqsboy). Y es en ese sentido que, en este caso, me cuesta situar la teoría que presentas, independientemente del interés que tenga en sí misma o en otros terrenos, (como me cuesta también entender, por lo demás, las sutilezas entre las controversias internas, entre “no-humano que es no-humano”, y lo “no-humano que es menos no-humano”). Porque tengo la sensación de que deja de lado tantas cosas que, desde el “terreno” (prensa en mi caso), parecen tener tanta importancia: la critica a la democracia, a los partidos, a las instituciones, la discusión sobre la estructura del mercado, la planificación energética, el desarrollo, la pregunta por el crecimiento, la desigualdad, la innovación, el desarrollo local, les formas de legitimidad, la organización emergente, los movimiento ciudadanos, etc. Y pienso que la sociología debe hacerse cargo de esos temas y construir una legitimidad propia en vistas de realmente influir en lo que pase, en los arrangements que se propongan.
Muchos saludos!
alvaro
Gracias Manuel por la respuesta me aclararste varios puntos.
te agradezco las informaciones sobre los transgénicos (un tema sumamente interesante) y
encuentro sumamente interesante que se cuestione el mercado, que se acepten las controversias y el cambio de los framings . Lo que quería remarcar, es que eso es un avance en solo uno de las tres condiciones, identificadas por Latour, para que la tierra entre en el espacio publico o para hacer una política de la naturaleza (hago referencia a una conferencia que Latour dio luego del premio nobel del GIEC y en el contexto del Grenelle de l’environnement, por ahí por el 2008, las tres condiciones las nombré en el comentario anterior).
Con respecto al interés por las instituciones, y que corresponde a la segunda condición enumerada por Latour, es la que me entretiene más a mi, ya que incluye lo que ustedes están llamando realpolitik, pero que en el laboratorio donde Latour y yo trabajamos se llama análisis estratégico (al que Latour agrega los actantes) . Además, cabe señalar, que si (cosa que dudo) esto tiene que ver con Habermas, es pura casualidad, yo estoy siguiendo la linea de Latour que, en este tema, las instituciones políticas le interesan mucho (como el “Grenelle de l’environnement” y el GIEC que son para el un ejemplo de foro híbrido). Lo que el dice es que “[es necesario] que inventemos instituciones adecuadas. Efectivamente estas no existen mucho (salvo organismos como el GIEC)
. Yo había propuesto remplazar el senado actual por una asamblea de los no humanos […] un organismo como el GIEC representa bien el clima[…] con el GIEC el clima entró en política”
.
Por otro lado, aunque concuerdo plenamente con el hecho que las redes sociotécnicas toman distintas formas, estas ultimas pasan obligatoriamente por la construcción de instituciones (en el sentido amplio de la palabra, que incluye los dispositivos y que no son necesariamente instituciones políticas). Se necesitan investissements de forme, un análisis del contexto (realpolitik), la identificación de porte-parole, puntos de paso obligados, etc. todos esos elementos, son los que he visto muy poco en chile (y que se deben estar construyendo). Las redes sociotécnicas no se han vuelto irreversibles y no se han ampliado suficientemente.
Con respecto a la discusión entre la ampolleta y los ríos, que en Europa es más bien entre centrales nucleares y ampolletas, no se trata de hacer de los no humanos sujetos trascendentales, sino que de describir las redes sociotécnicas donde estos objetos se inscriben – describir, por ejemplo el proceso de traducciones que en Europa llevó a hacer una equivalencia entre las nuevas ampolletas y algunas centrales nucleares menos . Con eso yo hacia referencia a una ley votada en Europa que significó la creación de nuevas relaciones comerciales con china, uno nuevo sistema de etiquetas de consumo energético, el abandono del Watt por el Lumen para indicar la luminosidad de las ampolletas, muchos debates sobre los metales pesados de las ampolletas “ecológicas” la creación de un sistema de reciclaje en todos los supermercados, el enrollamiento de los consumidores, la participación de muchos grupos, etc. efectivamente las redes sociotécnicas toman distintas formas, pero en el caso de la centrales eléctricas, pasan necesariamente, en algún momento, por Instituciones políticas (pero no solamente) y para estudiarlas hay que tomar en cuenta las relaciones estratégicas entre actores (o actantes).
Para los que entienden un poco el francés, les recomiendo escuchar la entrevista de Bruno Latour del jueves pasado, sobre la energía nuclear y Fukushima y donde habla de la necesidad de crear nuevas instituciones políticas de representación (http://xurl.es/9dnyh) y también pueden mirar el resultado de la simulación de “Copenhague autrement”, organizada por Latour, y que debió haber terminado ayer en Science Po (es interesante ver los elementos que hacen parte de la simulación, que tomó 6 meses y donde trabajaron cientos de personas).
Saludos
Gracias Manuel por la respuesta me aclararste varios puntos.
te agradezco las informaciones sobre los transgénicos (un tema sumamente interesante) y
encuentro sumamente interesante que se cuestione el mercado, que se acepten las controversias y el cambio de los framings . Lo que quería remarcar, es que eso es un avance en solo uno de las tres condiciones, identificadas por Latour, para que la tierra entre en el espacio publico o para hacer una política de la naturaleza (hago referencia a una conferencia que Latour dio luego del premio nobel del GIEC y en el contexto del Grenelle de l’environnement, por ahí por el 2008, las tres condiciones las nombré en el comentario anterior).
Con respecto al interés por las instituciones, y que corresponde a la segunda condición enumerada por Latour, es la que me entretiene más a mi, ya que incluye lo que ustedes están llamando realpolitik, pero que en el laboratorio donde Latour y yo trabajamos se llama análisis estratégico (al que Latour agrega los actantes) . Además, cabe señalar, que si (cosa que dudo) esto tiene que ver con Habermas, es pura casualidad, yo estoy siguiendo la linea de Latour que, en este tema, las instituciones políticas le interesan mucho (como el “Grenelle de l’environnement” y el GIEC que son para el un ejemplo de foro híbrido). Lo que el dice es que “[es necesario] que inventemos instituciones adecuadas. Efectivamente estas no existen mucho (salvo organismos como el GIEC)
. Yo había propuesto remplazar el senado actual por una asamblea de los no humanos […] un organismo como el GIEC representa bien el clima[…] con el GIEC el clima entró en política”.
Por otro lado, aunque concuerdo plenamente con el hecho que las redes sociotécnicas toman distintas formas, estas ultimas pasan obligatoriamente por la construcción de instituciones (en el sentido amplio de la palabra, que incluye los dispositivos y que no son necesariamente instituciones políticas). Se necesitan investissements de forme, un análisis del contexto (realpolitik), la identificación de porte-parole, puntos de paso obligados, etc. todos esos elementos, son los que he visto muy poco en chile (y que se deben estar construyendo). Las redes sociotécnicas no se han vuelto irreversibles y no se han ampliado suficientemente.
Con respecto a la discusión entre la ampolleta y los ríos, que en Europa es más bien entre centrales nucleares y ampolletas, no se trata de hacer de los no humanos sujetos trascendentales, sino que de describir las redes sociotécnicas donde estos objetos se inscriben – describir, por ejemplo el proceso de traducciones que en Europa llevó a hacer una equivalencia entre las nuevas ampolletas y algunas centrales nucleares menos . Con eso yo hacia referencia a una ley votada en Europa que significó la creación de nuevas relaciones comerciales con china, uno nuevo sistema de etiquetas de consumo energético, el abandono del Watt por el Lumen para indicar la luminosidad de las ampolletas, muchos debates sobre los metales pesados de las ampolletas “ecológicas” la creación de un sistema de reciclaje en todos los supermercados, el enrollamiento de los consumidores, la participación de muchos grupos, etc. efectivamente las redes sociotécnicas toman distintas formas, pero en el caso de la centrales eléctricas, pasan necesariamente, en algún momento, por Instituciones políticas (pero no solamente) y para estudiarlas hay que tomar en cuenta las relaciones estratégicas entre actores (o actantes).
Para los que entienden un poco el francés, les recomiendo escuchar la entrevista de Bruno Latour del jueves pasado, sobre la energía nuclear y Fukushima y donde habla de la necesidad de crear nuevas instituciones políticas de representación (http://xurl.es/9dnyh) y también pueden mirar el resultado de la simulación de “Copenhague autrement”, organizada por Latour, y que debió haber terminado ayer en Science Po (es interesante ver los elementos que hacen parte de la simulación, que tomó 6 meses y donde trabajaron cientos de personas).
Saludos
Felipe
Gracias por tu comentario Felipe que aclara notablemente la película, y por la emisión de radio: M. Latour no solo está en lo de la política sino que además está innovando y embarcando a 600 estudiantes para construir los nuevos arrangements. Chapeau!
Muy interesante Felipe. Es un muy buen punto el que tocas. Prometo revisar con calma lo que envías y comentas de Latour. Pero así, de buenas a primeras, confieso que me da un poco de susto el, digamos, institucionalismo, aunque provenga de Latour 😉 Concuerdo que una nueva política de la naturaleza requiere nuevas (o mejores) instituciones/arreglos institucionales (en mi humilde parecer, y pnsando en Chile, creo que repensar institucionalmente la participación ciudadana es critico). Pero cuando el problema es precisamente las gobermentalidades de la institucionalizaciónny de la representación, o sea las demarcaciones, equivalencias y traducciones que vuelven a una cosa ‘institucional’ o ‘democratica’ (ver a Cruikshank sobre esto), entonces puede ser como apagar el fuego con bencina…
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